Don Rafa lleva 42 años vendiendo gorditas

ZACATECAS.-  Hace 42 años, don Rafael Arellano de la Rosa, empezó a vender gorditas en la capital zacatecana, convirtiéndose en uno de los tres primeros “gorderos” en la historia de la ciudad; oficio que todavía sigue ejerciendo con mucho esmero. El Güero, como le conoce su baraja de clientes, actualmente tiene 72 años, y sus … Leer más

ZACATECAS.-  Hace 42 años, don Rafael Arellano de la Rosa, empezó a vender gorditas en la capital zacatecana, convirtiéndose en uno de los tres primeros “gorderos” en la historia de la ciudad; oficio que todavía sigue ejerciendo con mucho esmero.

El Güero, como le conoce su baraja de clientes, actualmente tiene 72 años, y sus manos dan muestra del hombre trabajador que ha sido desde que era niño.

Don Rafa, llego a vivir a Fresnillo, procedente de Jalisco, a la edad de tres años, ya que sus padres tuvieron que mudarse en busca de mejores oportunidades; pero él, se considera un zacatecano más y lo es por lo que representa su legado culinario de uno de los productos gastronómicos más representativos de Zacatecas.

Explicó que fue por azares del destino que empezó a vender gorditas, porque en su juventud se dedicó a la albañilería, donde trabajó en este ramo hasta los 30 años.

El Güero, dijo que entre las décadas de 1960 y 1970, cuando trabajaba de albañil, firmó un contrato de 120 mil pesos con las monjas del Espíritu Santo para construir una capilla en la calle de La Loma, pero le quedaron mal a mitad de la obra.

Don Rafael, solo recibió la mitad del dinero y asegura que fue acusado por las madres de robarles la otra parte que nunca recibió, y teniendo en cuenta que le tenía que pagar a sus trabajadores, fue que comenzó a vender, en primera instancia, tortas solo unos días.

Expresó que ante su difícil situación, siempre contó con el apoyo de su esposa, con quien se casó a los 23 años y fue ella la que le preparó sus primeras gordas, las cuales comenzó a vender por las noches en una canasta, en la antigua estación de ferrocarril, ya que por las mañanas se dedicaba a la albañilería.

Terminada la capilla, al Güero ya no le quedaron ganas de seguir siendo albañil y se dedicó de lleno a vender gorditas.

Su primer punto de venta fue en la antigua estación del tren; posteriormente, el entonces gobernador, Guadalupe Cervantes Corona, le dio permiso para instalarse en la esquina de Catedral, donde duró 16 años.

Sin embargo, explicó que el día que tomó posesión como gobernador Arturo Romo Gutiérrez, le notificaron que tenía que irse de ese punto, y llegó hasta la esquina de la calle Dr. Hierro con el Ex Templo de San Agustín, para seguir vendiendo sus gorditas donde tiene ya 27 años ofreciéndolas.

Su día y el de su esposa, con quien tiene aproximadamente 47 años de casado, comienza a las cuatro de la mañana, cuando se levantan a preparar los diferentes guisados y las salsas, para que en punto de las nueve, lleguen al lugar de siempre a vender y están ahí hasta las dos de la tarde.

Don Rafa, tiene tres hijos y perdió a otros cuando todavía estaban en el vientre de su mujer, debido al calor del comal donde preparaban las gorditas y que le afectó a su señora, según relató, pero siempre se ha destacado por hacerle frente a la vida y por eso es que sacó adelante a su familia.

Finalmente, expresó que seguirá vendiendo gorditas hasta que sus fuerzas se lo permitan y “el gobierno me deje”, pues hay en puerta la rehabilitación de la calle donde las vende, y vive con la  incertidumbre de saber qué va a pasar.

Imagen Zacatecas – Carlos Montoya




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