Astro y la esencia de su música romántica e hiriente

GUADALUPE.- Originario del municipio de Guadalupe, José Armando Orozco Vanegas, mejor conocido entre sus amistades como Astro, se abrió paso en la escena musical local a los 18 años, cuando comenzó a dar sus primeras notas tocando la guitarra.

Proyectos como Pórtico, y Rompiendo el Silencio que abarcaban desde el género punk, indie, y post rock dieron paso a lo que hoy en día es Jinetes, dentro del ámbito acústico al que Astro considera como un folk romántico e hiriente.

A sus 28 años, José Armando combina el trabajo en una fábrica de autopartes con la música; su mentor, dijo que fue Sergio Morales, actual guitarrista de la agrupación Kusterbeck, quien le enseñó los primeros acordes para crear su propia música.

“Me empecé a dedicar a la música hace más de 10 años, fue cuando descubrí que esto era lo mío;  todo comenzó cuando un grupo de amigos tenían una banda y me gustaba el sonido de la guitarra eléctrica y cómo se combinaba en una sinfonía de sonidos con los otros instrumentos” comentó Astro.

Agregó que él también compone sus canciones, ya que se no se limita a ser un músico que solamente toca la guitarra, sino que va más allá y escribe sus propios temas como Quien soy yo, Harmoni, Fingiendo una sonrisa y Eres silencio, siendo estos temas parte del proyecto Jinetes.
Respecto a las presentaciones de Astro, mencionó que debutó arriba del escenario por primera vez en Puerto Vallarta, cuando fue invitado por otros colegas de la escena acústica como June 14 a una gira denominada Coincidencias que abarcó varios estados de la República.

Asimismo, también ha participado en eventos que organizan bares que apoyan la escena musical local y en eventos con causas para recabar donaciones por parte de asociaciones civiles que lo han invitado.

Finalmente, José Armando, dijo que piensa dedicarse a la música hasta que se haga viejo, ya que es una de sus pasiones y que se fue convirtiendo en un estilo de vida, motivo por el cual no piensa abandonar esta actividad.

Imagen Zacatecas – Carlos Montoya