El populismo expropiador de AMLO

No se encuentra en ningún país que ha sufrido un gobierno populista algún beneficio para la población y en todos los casos esos gobiernos terminan en tragedias de enormes dimensiones. El populismo de derecha de Adolfo Hitler produjo para Alemania y el mundo la más grave tragedia de la historia reciente, con la II Guerra … Leer más

No se encuentra en ningún país que ha sufrido un gobierno populista algún beneficio para la población y en todos los casos esos gobiernos terminan en tragedias de enormes dimensiones.

El populismo de derecha de Adolfo Hitler produjo para Alemania y el mundo la más grave tragedia de la historia reciente, con la II Guerra Mundial; el populismo de izquierda de Salvador Allende entregó a Chile a los brazos de la dictadura pinochetista; el populismo de izquierda de Luis Echeverría lanzó a México al abismo de crisis económicas sexenales gracias a las cuales más de la mitad de la población terminó en la pobreza, de la que los siguientes gobiernos no han sido capaces de sacar.

Ahora, López Obrador amenaza al país con un nuevo gobierno populista de alcances inimaginables, pero del que Paco Ignacio Taibo II, ideólogo de AMLO, ha dibujado algunos trazos: democracia de mano alzada, universidades donde no se enseña sino se discute y se manifiesta, gobierno cuyo único propósito es complacer las demandas de las mayorías así lleven a la nación al abismo; empresas privadas sujetas al capricho del mandatario y, si no, expropiación.

Es decir, AMLO basa toda su estrategia de gobierno en la falta de respeto a los derechos de los demás y desconoce, desde el derecho a la libre expresión, ya que no hay ninguna opinión acertada y bienintencionada que no sea la de él, hasta la falta de respeto a los derechos de propiedad, que abra la puerta para todas las barbaridades que puede cometer un gobierno, hasta  la expropiación de los bienes de quienes no se plieguen a sus deseos.

Desde luego, lo que menos desea un populista es que la sociedad se dé cuenta de hasta dónde puede llegar un gobierno populista y por eso el disgusto y la oposición a que en México se trasmita la serie El Populismo en América Latina, que se podrá ver del 30 de abril al 6 de mayo por el canal de National Geographic, donde el capítulo final se referirá precisamente a López Obrador.

Es verdad que todos los candidatos se vuelve un poco o un mucho populistas durante las campañas, ya que prometen llevar a los ciudadanos a un paraíso en la tierra.

Pero a fin de cuentas esas promesas tienen un fondo de realidad que se observa en las propuestas de gobierno que cada candidato presenta.

Así, José Antonio Meade quiere una nación con mayores oportunidades para todos, que disminuya las desigualdades que en muchos aspectos laceran a la sociedad mexicana.

Las propuestas de Ricardo Anaya se basan en llevar a México a la modernidad, que permita abrir la puerta para que los millones de pobres encuentren una puerta de salida a su situación.

Pero López Obrador propone llegar incluso a la expropiación de los bienes privados si no se cumplen sus deseos. Y pensar que eso no puede pasar ahora es ignorar las lecciones de la historia misma de México donde un presidente como José López Portillo terminó por expropiar la banca para culparla por las barbaridades que él había hecho.

Pensar que eso no puede volver a pasar es ingenuidad.

El país está al borde de un populismo que nos regresaría casi 50 años. Y ese país nadie lo quiere.

Hasta el próximo lunes y mientras, no deje de seguirme en mi página de FB, Perspectivas de Luis Enrique Mercado.

Imagen Zacatecas – Luis Enrique Mercado