El canto de las sirenas

Desde la más remota antigüedad, las sirenas han formado parte de la mitología; pero un rasgo fundamental que distingue a este ser mitológico es el gran poder de seducción que se atribuía a su voz. Homero, en La Odisea, fue el primero en relatar esa cualidad terrible, al mencionar que “son seres que hechizan a … Leer más

Desde la más remota antigüedad, las sirenas han formado parte de la mitología; pero un rasgo fundamental que distingue a este ser mitológico es el gran poder de seducción que se atribuía a su voz. Homero, en La Odisea, fue el primero en relatar esa cualidad terrible, al mencionar que “son seres que hechizan a todos los hombres que se acercan a ellas puesto que aquel que escucha su voz “nunca se verá rodeado de su esposa y tiernos hijos (…). Antes bien, lo hechizan estas con su sonoro canto, sentadas en un prado donde las rodea un gran montón de huesos humanos putrefactos, cubiertos de piel seca”.

De ahí en adelante, los marinos navegaban con la premisa de no escuchar el canto de las sirenas para no perderse en la inmensidad del mar y esta expresión es usada en tierra firme para transmitir el mensaje de que no escuchemos, o no creamos, en la voz melodiosa, engañosa, y envolvente de quienes utilizan la palabra como anzuelo para hacer caer en el engaño a quien escucha, y obtener un beneficio.

El canto de las sirenas es frecuente escucharlo en el ámbito político. Algunos de los que son candidatos utilizan los temas como la pobreza extrema, la corrupción, la inseguridad, la falta de empleo, la educación, el problema migratorio, la violencia contra la mujer, los bajos ingresos que no cubren las necesidades básicas, etcétera; para llegar a los corazones de los electores diciendo que todos los problemas los van a solucionar, pero sin decir cómo o con qué, y en ocasiones, sin siquiera saber cuáles son las soluciones, pero utilizan la palabra fácil y la ilusión o la desesperación social para obtener el voto a costa de lo que sea. 

Ya lo estamos viendo en este proceso; particularmente lo escuchamos en el debate; hay quienes han sido acusados de corrupción y prometen acabar la corrupción; quienes proponen soluciones fáciles para todo; y cuando se les pregunta cómo le van a hacer, evaden dar respuesta; quienes son reconocidos mentirosos e incapaces o lavadores de dinero, y juran honestidad y experiencia, y quienes defienden lo indefendible y hasta los que con vehemencia proponen penas inusitadas prohibidas por la Constitución.

Si queremos a nuestro país, y ansiamos solucionar las urgencias nacionales, debemos estar atentos a los compromisos de los candidatos. Escuchemos a todos; revisemos sus propuestas, debatámoslas, preguntemos a los que saben y que son gente de buena fe; veamos la posibilidad de que cumplan. Distingamos entre los que sí pueden o saben cumplir y los que son pura palabrería fácil. Hagamos que caigan las caretas de los mentirosos y corruptos, para que no anden defraudando la confianza popular. No nos dejemos envolver por las lenguas de doble filo; no escuchemos el canto de las sirenas. No sucumbamos a sus encantos.

Imagen Zacatecas – Jaime Santoyo Castro