Chabelo y el drama verde

En estos días fríos, cenizos y pluviosos, dos sucesos han conmocionado a la Nación. Por un lado, la televisora hegemónica ha dado por concluido el programa de Chabelo, sin muestra alguna de gentileza hacia un personaje, que no sólo les ha dado dividendos a raudales, sino que ha formado parte de la educación sentimental de … Leer más

En estos días fríos, cenizos y pluviosos, dos sucesos han conmocionado a la Nación. Por un lado, la televisora hegemónica ha dado por concluido el programa de Chabelo, sin muestra alguna de gentileza hacia un personaje, que no sólo les ha dado dividendos a raudales, sino que ha formado parte de la educación sentimental de la niñez mexicana. xavier López fue echado a la mala y sin homenajes de agradecimiento por los años de lealtad a la empresa.

Por otro lado, la impresentable desgracia se ha cebado en la persona de uno de los defensores más intensos de la moral oximorónica, que prevalece en los territorios de la política azteca. Arturo Escobar ha sido blanco de la sevicia de un fiscal que desea hacer sentir su independencia, cual espada de hierro. 

Incluso, don Manlio Fabio Beltrones ha salido a defender a su intachable y cándido aliado, haciéndonos ver que el debido proceso judicial ha sido violentado por los ímpetus justicieros y el protagonismo del funcionario de la FEPADE que lo ha acusado. Acaso en un hecho que muestra más tintes de conspiración delictiva que aquella siembra de una pistola en el coche del abogado de la empresa Infraiber, por parte de agentes de la Procuraduría General de la República. 

Claro que ninguna de estas infamias merece el paladín verde, quien ha dado muestras de su amor por la vida, apostando fuerte por la instauración de la pena de muerte y logrando lo que nadie había podido hacer con antelación: dejar a los circos sin animales. No son cosas menores estos lances de valentía, como tampoco arriesgarse a trasladar subrepticiamente millonarios recursos con fines puramente angelicales. 

Pero la historia pondrá en su lugar a cada quien. Yo por lo pronto me entristezco de que la catafixia chabeliana no haya calado hondo en nuestra ley electoral. Imagínese que tuviésemos la oportunidad de cambiar figuras políticas, aunque fuese por cacharros domésticos y útiles.

Imagen Zacatecas – Miguel G. Ochoa Santos




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