¿Por sus intelectuales los conoceréis?

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Las participaciones en espacios de opinión se convierten en fuente de ingresos para los que tienen un nombre famoso.

Con la mano en la cintura, Claudia Sheinbaum dio cabal respuesta al cacareado apoyo de 242 intelectuales a Xóchitl Gálvez mediante un acto al que acudieron más de 900 intelectuales, científico y artistas decididos apoyadores de una segunda etapa de la Cuarta transformación.

Nombres como el de Elena Poniatowska, Lorenzo Meyer y Juan Ramón de la Fuente mandaron el poderoso mensaje de que la mayoría de la comunidad intelectual se define a favor de la continuidad con cambio.

En el frente contrario la declaración de Aguilar Camín extrañando los “apapachos” con fondos gubernamentales desinfló cualquier propósito de influir en el electorado de clase media ilustrada a favor del prianismo.

El manifiesto de apoyo a la candidata panista carece de la mínima elaboración al sostener, contra toda evidencia, que se encuentra en riesgo la democracia de triunfar Claudia Sheinbaum cuando salta a la vista que ella, por propuestas, equipo y trayectoria abandera la profundización de la democracia, su gestión al frente de la Ciudad de México la avala.

Otro épico autogol de intelectuales prianistas es el de Macario Shettino cuestionando la universalidad de los programas sociales cuando su candidata decía lo contrario.

Y qué decir de Jorge Castañeda primero aconsejando “guerra sucia pero sucia de verdad” para luego retomar el tema comentando el último debate dónde expresa que los ataques de Xóchitl eran guerra sucia y que más no se podía, rematando conque fue una buena estrategia mal ejecutada.

Ya antes causó estragos el lamento de Francisco Martín Moreno de que no viviéramos en los tiempos de la Santa inquisición para poder quemar con leña verde a los de Morena.

En todos estos años, los intelectuales adheridos a la oposición que lidera Claudio X no aportaron diagnóstico compartido sobre la realidad del país y nada hicieron por construir el proyecto alternativo al que gobierna.

Aunque sean apoyadores fallidos, no deja de ser relevante que personalidades con trayectoria de izquierda hayan borrado de un plumazo todo lo que sostuvieron en contra del PRI y del PAN ahora respalden una candidata tan alejada e inclusive opuesta a lo que alguna vez pensaron.

¿Cómo explicarlo?

Salinas de Gortari tuvo la suerte de que desde el inicio de su gobierno se rompiera en pedazos la utopía del “socialismo realmente existente” que fungiera como macro faro ideológico de varias generaciones del Siglo XX, el muro de Berlín es derribado y las rebeliones masivas derriban los regímenes de la órbita soviética y la propia URSS es desmembrada, todo esto indujo mutaciones en franjas importantes de la intelectualidad mexicana, unos reflexionando sobre la pertinencia de nuevos modelos de sociedades justas y otros entregándose a la decepción, al conformismo y la colaboración con los otrora enemigos, Roger Bartra y Jorge Castañeda son ejemplos elocuentes, ambos notorios comunistas que mutaron en lo que ahora son.

La muy humana decepción hace claudicar a algunos grandes.

Es el caso del gran José Vasconcelos que al retorno de su exilio era otro, conservador al grado de censurarse así mismo en la versión primigenia del “Ulises Criollo”. Pero el gobierno neoliberal de Salinas de Gortari no se atuvo a reclutar solamente a decepcionados ideológicos, sino que puso en práctica una “política pública de seducción de intelectuales, artistas y académicos notables que le rindió frutos.

En ese tiempo y hasta que López Obrador la suprimió mediante una reforma constitucional de Pablo Gómez, era legal que el Presidente dispusiera de una “partida secreta” que podía usar a discreción y sin rendir cuentas.

Se puso en práctica el rol legitimador de la comunidad cultural abriéndoles espacios en nivel sin precedente en periódicos, revistas, radio y televisión y colocaron las tertulias del “grupo San ángel” como signo de los nuevos tiempos.

Las participaciones en espacios de opinión se convierten en fuente de ingresos para los que tienen un nombre famoso, ingresos muy superiores a lo que reciben reporteros, editores y personal administrativo de grandes medios.

No siempre fue así

Antes de Salinas de Gortari, las personalidades de la cultura aceptaban invitaciones sin remuneración, solo con viáticos. La UAZ tuvo el honor de recibir a Juan Rulfo, Rosario Castellanos, Emilio Pacheco, Carlos Monsiváis, Arnaldo Córdova, Don Pablo González Casanova, Efraín Huerta y muchos más cuando no teníamos aeropuerto.

El anuncio de los nuevos tiempos me llegó en forma inesperada cuando atendiendo la sugerencia de la maestra Guillermina Bahena, formadora de muchas generaciones de comunicadores en la UNAM, invité a una autora a presentar su libro ante universitarios, lo que no pudo ser cuando me dijo en tono que me pareció insolente “Cuánto me van a pagar, porque yo ya cumplí con mi servicio social”.

¿A los proyectos de nación por sus intelectuales los conoceréis?

Nos encontramos el jueves en Recreo

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