La victimización, táctica política

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Más por el contexto que por el texto, la narrativa política mediante comparecencias mediáticas y el libro titulado “La infamia” constituyen una calculada victimización en dos dimensiones: en lo local busca reposicionar la marca que cobija a varios con aspiraciones electorales o cargos administrativos y en el plano nacional al propio senador que ya se … Leer más

Más por el contexto que por el texto, la narrativa política mediante comparecencias mediáticas y el libro titulado “La infamia” constituyen una calculada victimización en dos dimensiones: en lo local busca reposicionar la marca que cobija a varios con aspiraciones electorales o cargos administrativos y en el plano nacional al propio senador que ya se mueve buscando ser sucesor del presidente López Obrador.

El texto se concentra en el expediente de la bodega decomisada, no incluye el señalamiento más generalizado del nepotismo ni otros episodios controversiales. Todo indica que se gesta un capítulo más de confrontación entre sexenios como el de Amalia García que se alzó con la candidatura dejando en el camino a Tomás Torres y Miguel Alonso, que contó con el apoyo electoral de la marca Monreal dándose una temprana y apasionada ruptura posterior.

El senador no aprendió de López Obrador que no se puede ser simultáneamente actor local y nacional; cuando el ahora presidente entró a la escena nacional quemó naves en su natal Tabasco, quedándose en el camino su hermano Ramiro López Obrador (Pepín), el más identificado con su tesonera lucha desde los primeros tiempos.

En contraste, el senador Monreal vino a destapar prematuramente a David para encontrar el primer frete de resistencia en su propia familia: Saúl siempre dispuesto a “medirse”.

Grave error el de sembrar la idea de que el coordinador de Ganadería va a ser impuesto por López Obrador como gobernador porque además de lesionar el prestigio democrático del presidente contradice la voluntad anunciada de evitar intromisión de gobernantes en procesos electorales, (26 de los 32 estados están bajo gobiernos hostiles a la “Cuarta Transformación”) esparcir que el susodicho será gobernador porque “es una indicación” es apuesta equivocada y tan lo sabe que al venir a respaldar a su hermano demuestra lo contrario, lo exhibe débil y dependiente de su apoyo.

¿Perdimos? ¡Perdiste!

Si un Monreal gana la gubernatura, el actor nacional de la familia sale fortalecido en su anunciado propósito del 2024, pero ¿si los planes no resultan? Ricardo ya encontró la vacuna: si su hermano pierde es por las “malas compañías” de las que se rodeó. Instala ese mensaje convocando a los periodistas Verónica Trujillo, Andrés Vera y Gabriel Contreras, externa juicios periodísticamente apetitosos sin conminarlos a no publicar y posteriormente matiza con sobaditas a algunos “raspados”, pero por si las dudas, la vacuna se inoculó.

El senador habla de “traidores” que deben pedir perdón, no por fallarle a los zacatecanos, sino por fallarle a él y suelta nombres, varios de los que formaron parte de la tripulación cuando él fue capitán del barco que luego siguieron con la capitana Amalia y luego con el capitán Miguel acatando instrucciones de una y otro para asestar demoledores golpes contra el buen nombre de la familia, pero salvo por el tema de la bodega, el dolor de Ricardo es idéntico al de Amalia García y de Miguel Alonso que recibieron el mismo abandono una vez que concluyen sus respectivos mandatos. “La infamia” denuncia la pobreza moral de algunos eternos tripulantes (20 años) que para
permanecer no dudan en cambiar de chaqueta cuando lo necesitan.

Algunos de los aludidos tuvieron que ver en la entronización de redes locales de corrupción.

Celebro que el senador Monreal deje constancia escrita de su versión de la etapa en la que gobernó; ojalá Amalia García y Miguel Alonso hicieran lo mismo y que en lo sucesivo todos los gobernadores dejaran su versión del pedazo de historia que les toca protagonizar, eso eleva el nivel de la política y de los políticos.

Debatamos civilizadamente

La prensa mercenaria que tan bien describe se ensañó con luchadores sociales. Lo denunciado por el senador lo padecen muchos mexicanos ahora.

La justicia mexicana mandó a prisión a muchos inocentes hasta que la gente se hartó y apoyó el cambio.

Civilizar el debate anula guerras sucias, Zacatecas necesita políticos que no den golpes bajos, que no traicionen, que no mientan, que no roben y no interfieran más allá de sus ámbitos institucionales.

Una primera lectura de “La infamia” deja la sensación de que quedan muchos sucesos por historiar desde la perspectiva del exgobernador. El pero que le pongo es que pesa más la coyuntura electoral inmediata que la voluntad de dejar un legado a nuevas generaciones.

El estado de Zacatecas necesita otra atmósfera política donde nadie atente contra la dignidad del adversario, que la vida privada de todos sea frontera ante la que todos nos detengamos, que se practique con honor el arte de coincidir y discrepar en asuntos públicos sin ofender ni ser ofendido.

Dejemos la mediocridad atrás e impere la congruencia.

Nos encontramos el Jueves en El Recreo.




Más noticias


Contenido Patrocinado