Descifrando el voto de los ricos

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

Los ricos que votaron por Claudia y el” Plan C “aprendieron que la separación del poder político del económico favorece el clima de negocios y fomenta las inversiones.

Se gesta paulatinamente en México una élite compatible con el estado de bienestar.

El voto mayoritario de las élites empresariales a favor de Claudia Sheinbaum y el “Plan C “deja enseñanzas.

Una porción superior a la que votó por Xóchitl Gálvez se sumó a la avalancha ciudadana que configura un ejercicio presidencial fuerte, no rehén de los “contrapesos” que en vez de ofrecer equilibrio democrático y certeza jurídica se erigen en portadores de intereses facciosos contrarios al mandato de las urnas.

Otra parte del sector pudiente se atrinchera en el conservadurismo producto de la mala información que consumen y que les siembran temores infundados, tiempo habrá para enlistar las mentiras que difundieron, sin la mínima evidencia para sustentarlo, intelectuales y comunicadores aprovechando la plena libertad para que cada quien dijera lo que sale de su ronco pecho.

En ese conservadurismo no incluyo las expresiones patológicas de los que llaman mediocres a los que no son rehenes de la ansiedad de acumulación de riqueza, que odian a quien tiene más que ellos y todavía más a los que tienen menos pero que son felices.

Los ricos que votaron por Claudia y el” Plan C “aprendieron que la separación del poder político del económico favorece el clima de negocios y fomenta las inversiones al liberar la política económica de las cadenas de los intereses particulares de grupos económicos.

Entendieron que la inversión pública fortalece a la inversión “privada”.

Asumieron que la evasión de impuestos favoreció acumulación de fortunas individuales a costa de todo un pueblo y que eso jamás deberá repetirse.

Quizá su mayor aprendizaje es la confirmación que la visión de “Por el bien de todos primero los pobres” favorece efectivamente a todos, no solo a los pobres, pues además de generar convivencia social más armoniosa, la atención al pobre potencia el consumo interno al grado de convertirlo en el más importante motor del crecimiento económico sostenido.

Nadie puede llamarse engañado, Claudia ofreció continuidad y llamó a votar por el “Plan C” y en todos los sectores obtuvo mayoría.

Aclimatado el “plan c”

Tampoco las élites caben en el mismo costal, hay una porción con impulso al futuro y otra aferrada a no cambiar, lo constatamos en las élites globales, en las nacionales de cada país y en las regiones.

Las centenas de reformas impuestas sin consultar al pueblo le quitaron contenido social y candados nacionalistas a la constitución de 1917 para abrir paso al capitalismo de compadres que instauró el tráfico de influencias como modo de hacer negocios con y desde el poder.

Zedillo remodeló la SCJN y el poder judicial de la manera más autoritaria concebible, de manera deliberada se dotó de privilegios a su alta burocracia para que bajo el influjo perverso del dinero en demasía fueran fortaleza inexpugnable del régimen fincado en la corrupción y privilegios.

¿Cómo renunciar a reformas un poder que ha fungido de aliado de los grandes evasores, de los capitales extranjeros en pugna con el interés nacional? ¿Alguien tiene dudas del papel jugado por la corrupción judicial en el ascenso y permanencia del crimen organizado?

Algunos empresarios que votaron por Claudia y el “Plan C” fueron testigos y víctimas de amparos interpuestos para sabotear obras de infraestructura de gran calado solo por el afán de afectar políticamente a López Obrador.

Los que así obraron no repararon en el hecho de que además de obstaculizar el desarrollo nacional afectaban a la élite contratada para realizar las obras, pues solo los muy ignorantes supusieron que los soldados eran los albañiles de las obras encomendadas a la SEDENA.

Por ignorar eso, Claudio X nunca representó el sentir de la mayoría del sector empresarial, tal como las votaciones lo reflejaron.

Laura Zapata no nos llevará a la guerra

Los legisladores opositores fueron grandes aliados del “Plan C” al declararse en “mora legislativa” votando en contra de todo lo que provenía de la fuerza política que representa a la mayoría de los mexicanos desde 2018.

El infantilismo político con que operó la SCJN declarando inconstitucional cualquier ley a pedido del prianismo, hizo visible para los mexicanos la necesidad de dotar a Claudia de la fuerza suficiente para gobernar sin los estorbos que tuvo que enfrentar López Obrador.

La respuesta fue la victoria legislativa más contundente que hayamos visto desde que hay sistema pluripartidista.

Los mexicanos vivimos un proceso electoral pacífico, las irregularidades tuvieron su cauce aún en Jalisco, dónde a todas luces hay turbiedades operativas del órgano electoral local que están pendientes de aclaración.

Ya no son eficaces herramientas electorales las mentiras y el miedo. por más dinero que se despilfarre.

La belicosidad de Brozo y Alazraki es diversión popular.

Esto se llama democracia.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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