Barbarie judicial y negligencia legislativa

Un hecho político muy sacudidor es la resolución judicial que dispone el embargo de bienes del académico Sergio Aguayo en caso de no pagar voluntariamente 10 millones de pesos al exgobernador de Coahuila Humberto Moreira por concepto de daño moral. La historia empezó en 2015, cuando el prestigiado columnista publicó un texto consignando “el hedor … Leer más

Un hecho político muy sacudidor es la resolución judicial que dispone el embargo de bienes del académico Sergio Aguayo en caso de no pagar voluntariamente 10 millones de pesos al exgobernador de Coahuila Humberto Moreira por concepto de daño moral.

La historia empezó en 2015, cuando el prestigiado columnista publicó un texto consignando “el hedor a corrupción” que se desprendía de la detención en España del político norteño de nepotismo victorioso, pues logró imponer a su hermano Rubén como Gobernador sin mucha resistencia.

Vivimos, en materia de libertad de prensa en el peor de los mundos posibles que solo se explica por la incapacidad legislativa de dar un marco jurídico que ofrezca garantías a todos, es decir, a los periodistas y a los ciudadanos, al poder y a sus críticos, de otro modo seguimos en ese piso tan resbaladizo en el cual se producen injusticias atroces como es el caso de Sergio Aguayo, investigador del Colegio de México, con los efectos intimidatorios inherentes.

La prensa mexicana está plagada de fabricantes de mitos al estilo Goebels, el ministro de propaganda de Hitler que sostenía que una mentira repetida una y otra vez se convertía en verdad, en Zacatecas tenemos abundantes ejemplos dónde sistemáticamente se adorna de cualidades y de méritos inexistentes a figuras públicas con poder adquisitivo y moral flexible que aprovechan la precariedad salarial, la incertidumbre laboral y el gusto por las “entraditas” de algunos trabajadores de los medios formales e informales para en vez de debate democrático con sus adversarios reales o imaginarios, demeritarlos sistemáticamente.

Cierto que las calumnias orquestadas han sido el modo de vivir de muchos practicantes de géneros periodísticos y que las víctimas están en su pleno derecho de recurrir a tribunales para reivindicar su nombre, siempre he considerado indigno el espectáculo del político zalamero del político pequeño que busca simpatía de un periodista dándole por su lado como si este fuera retrasado mental y no se diera cuenta.

El costo social de la censura

Pero también es cierto que muchos periodistas con ética profesional y aptitud investigadora padecen bloqueos, discriminación laboral, censura hasta en el medio en que trabaja y represalias del poder público, así hemos vivido los mexicanos más de un siglo desde que el periodismo industrial desplazó al periodismo ideológico, ocasionando que nos enteremos de lo sucedido mucho tiempo después, muchas veces cuando ya nada se puede hacer, esa ejercicio periodístico fue aliado, con su bloqueo informativo, de más de medio siglo de abusos sexuales padecidos por los niños en colegios privados, de corrupciones gigantescas como las que salen a la luz con la desaparición del Seguro Popular y de muchas historias pendientes de aparecer.

La gente que de buena fe critica que el Presidente López Obrador invoque lo sucedido en el pasado debe entender que en cualquier parte del mundo y respecto a cualquier realidad presente, la misma no se entiende sin conocer los antecedentes, el pasado es fuente infaltable para la comprensión del presente pero en México existe una razón que se añade a lo anterior, en México nos enteramos de lo que pasó en un sexenio hasta que ya se acabó, esa tardanza informativa se repite estado por estado, municipio por municipio.

Hay un hecho reciente que enchina el cuerpo si lo analizamos desde la perspectiva de la eficacia de la prensa, en Allende, Cohauhila, un testigo protegido salvó el pellejo revelando lo que sabía del cártel al que perteneció ante tribunales gringos, sus enojados compañeros se vengaron mediante una salvajada, quemaron el pueblo del delator, mataron a 300 residentes, la mayor parte familiares, incendiaron inmuebles y dejaron un panorama solo semejante a los pueblos arrasados en la Guerra de

Vietnam, y para vergüenza de México, habiendo sucedido en 2012, el crimen nunca se conoció hasta 2015, los periodistas nunca se enteraron y las autoridades nunca lo dieron a conocer, este es nuestro México.

Se están tardando

El trance de Sergio Aguayo debe tomarse como detonante para poner orden en materia de libertades de prensa y expresión, los vacíos legislativas dejan el campo libre al más influyente cuando entra en pugna con el periodismo crítico pues el poder judicial sigue dando unas de cal y otras de arena en materia de probidad jurisdiccional, por eso no me explico la desatención legislativa a la reforma en materia de medios de comunicación que esperaríamos de la #Cuarta Transformación que cuenta con mayoría en ambas cámaras del Congreso de la Unión.

Lo reforma deseable debe ofrecer garantías para todos, para los que ejercen la crítica y para quienes en su vida pública están expuestos a la misma.

Lamentablemente no veo el tema incluido en ninguna agenda legislativa de fracción parlamentaria.




Más noticias


Contenido Patrocinado