¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

Fernando Mario Chávez
Fernando Mario Chávez

Hermanos (as): Hoy celebramos ya el tercer domingo de adviento que encierra un tono de alegría, porque se acerca ya la solemnidad, litúrgica y espiritual, del Nacimiento de Jesucristo, Nuestro Señor, en la ciudad de Belén. El evangelio de este domingo nos presenta el texto bíblico del evangelista San Mateo, mostrándonos a Juan el Bautista, … Leer más

Hermanos (as): Hoy celebramos ya el tercer domingo de adviento que encierra un tono de alegría, porque se acerca ya la solemnidad, litúrgica y espiritual, del Nacimiento de Jesucristo, Nuestro Señor, en la ciudad de Belén.

El evangelio de este domingo nos presenta el texto bíblico del evangelista San Mateo, mostrándonos a Juan el Bautista, precursor del Señor Jesús y estando preso en la fortaleza de Maqueronte – ribera oriental del Mar Muerto -, donde moriría decapitado por orden del tetrarca Herodes Antipas. Juan Bautista quien había oído desde la cárcel las obras de Cristo, el Mesías salvador, quiere esclarecer una duda que tenía en su fe probada y le envía a dos de sus discípulos con una pregunta fundamental, para tener la certeza de su identidad que él ya anunciaba en la ribera del río Jordán, en donde bautizaba con agua en señal de arrepentimiento, preparación y penitencia, con motivo de la presencia de ese Mesías esperado por el pueblo y por él mismo:

“¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?”.

Jesús responde cumplidamente a la pregunta del Bautista, mostrándole la presencia del Reino de Dios en su persona y actividad profética.

¿ERES TÚ EL QUE HA DE VENIR O TENEMOS QUE ESPERAR A OTRO?

Ahora, en esta segunda parte de mi homilía, trataremos de dar respuesta a esta pregunta fundamental e intransferible que hizo Juan Bautista a Jesús, porque todos los hombres de las generaciones que se han sucedido una tras otra, han investigado, estudiado y han buscado dar respuesta a la razón última de vivir en este mundo, precisamente en el desarrollo de la historia y para el “más allá” de la eternidad; y desde el siglo pasado y al principio del presente, en particular, encontramos tres respuestas que han comprometido a muchos para explicar nuestro origen y nuestro desarrollo terreno y con apertura hacia el futuro, a saber:
La primera respuesta es la del “superhombre”, creación del filósofo ateo Federico Nietzche y aceptada por el régimen alemán nazi de Hitler y que llevó a los pueblos de Europa a la experiencia terrible y devastadora de la segunda guerra mundial.
Nietzchae habla contundentemente que “Dios ha muerto” y que en su lugar el hombre, como superhombre es la razón última que explica lo que somos en esta tierra, nuestro desarrollo y perfección por nosotros mismos sin recurrir a Dios que ha muerto.

Esta concepción de un humanismo ateo aniquiló muchos millones de hombres. Esta megalomanía se quedó en locura fratricida de la segunda guerra mundial.
Según esta filosofía atea, el superhombre representa a los mejor dotados quienes deben destruir a los débiles que no merecen de ninguna manera existir.
El “existencialismo” ateo de los filósofos franceses: Jean Paul Sartre y su discípulo Albert Camus. Según esta concepción del hombre por el hombre, consiste en concebir la existencia humana en el puro “aquí y ahora” porque no hay “más allá”, ni Dios ahora y ni después de esta vida sobre la tierra.

A los hombres les bastará para ser felices aprovechar “los alimentos terrestres” que nos da nuestra presencia en la tierra, trabajando siempre para conseguir la felicidad terrena, es decir, el puro existir en el “ahora y aquí”: Eso basta y por esto querer explicar nuestras vidas y presencia en la tierra como una mera “pasión inútil”, sin sentido y absurda y todavía más si los hombres intentan explicar el cosmos y la humanidad recurriendo a Dios, que NO ES, NI EXISTE.

La tercera respuesta ha sido el “comunismo ateo”. El hombre no es persona, sino una pieza entre tantas, siempre iguales, al servicio de la estructura de un sistema sociopolítico en el cual el hombre es producto del trabajo a las órdenes del Estado, quien es dueño de la producción de todos los bienes que los hombres con su trabajo puedan tener sin acceso a la propiedad privada, porque todo, al pertenecer al Estado, los que detentan el poder en todas sus formas, son los que determinan el ser y el quehacer de todos y cada uno de los hombres.

He aquí el comunismo ateo que ha sido una experiencia en la Rusia soviética y que se desbarató por imposible y en contra de la naturaleza humana inteligente y libre, pero sojuzgada por el poder absorbente e implacable del Estado político.

JESUCRISTO ES DIOS CON NOSOTROS, CAMINO, VERDAD Y VIDA.

Acabo de explicar tres clases de humanismo que han resultado falsas y con consecuencias muy negativas en la vida y desarrollo de muchos pueblos, pero ahora para concluir nuestra homilía, contemplemos y asimilemos el humanismo cristiano a la luz de la revelación divina y como la única opción de realización de los hombres, iluminados por la fe, la esperanza y el amor cristianos, que dan razón verdadera y definitiva del porqué somos, nos movemos y existimos en, con y para Dios, Uno y Trino, hacedor de todas las cosas, restaurador del género humano y realización del cosmos subordinado a la humanidad querida por Dios por su amado Hijo Jesucristo, recapitulador de todas las cosas del cielo y de la tierra.

La humanidad sigue esperando. El Esperado de hoy, mañana y para siempre es Jesucristo, él ha venido y nos ha traído todo lo que necesitamos para llevar una vida sobria, verdadera y feliz a pesar de los dolores, cruces y sufrimientos que debemos afrontar, mientras caminamos por él y con él, hacia la casa del Padre y con el impulso de alegría, fraternidad, fecundidad y paz del Espíritu Santo.

Podemos ya concluir nuestra homilía diciendo lo siguiente, inspirados e iluminados por el evangelio de hoy. Jesús nos ofrece con su poder divino y humano: el amor en lugar del egoísmo, la violencia y el odio; los ciegos ven y los inválidos andan, los muertos resucitan y a los pobres de espíritu se les anuncia la Buena Nueva.
He aquí, queridos hermanos (as), la respuesta que Jesucristo dio a Juan el Bautista, respuesta de hoy, mañana y para la eternidad.

Obispo Emérito de Zacatecas




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