Mi delito… fumar marihuana

En esta historia, un hombre termina privado de su libertad acusado de delitos graves. Su adicción a la marihuana no solo terminó con su libertad, sino que puso fin a su familia, dejando en el desamparo a 4 hijos y a su esposa, con una discapacidad física.  Mejores oportunidades Estaba en el otro lado, casi … Leer más

En esta historia, un hombre termina privado de su libertad acusado de delitos graves. Su adicción a la marihuana no solo terminó con su libertad, sino que puso fin a su familia, dejando en el desamparo a 4 hijos y a su esposa, con una discapacidad física. 

Mejores oportunidades

Estaba en el otro lado, casi acababa de llegar con mi “jefe”. El y mis 2 carnales más grandes se habían ido para allá porque en Calera nada más hallaban chamba de peones para levantar papa para las Sabritas. La lana no alcanzaba porque fuimos 11 hermanos y mi jefe no podía mantenernos a todos con 40 pesos diarios. Me quedé yo de hijo mayor, le ayudaba a mi jefecita en todo. Cuando ajusté los 15 años me dijeron que ya era tiempo de que me fuera. Mi jefe ya me tenía trabajo en la “yardas”.  Como todos me trepé en la bestia para llegar a Juárez. Ahí ya me la habían contado. Me tenía que poner listo para no caerme y que no me fueran a robar. Eso lo hice para ahorrar en los pasajes y tener esa lana para pagar el coyote. 

Cuando pasé para el otro lado me dio una sensación de libertad. Hasta el aire del otro lado huele diferente. Huele a dinero, acá solo se respira pobreza. Ni se imagina las que uno pasa para llegar al otro lado. Es como si una línea imaginaria dividiera el mal del bien. Llegué por fin con mi jefe. A la semana ya estaba “jalando” en las “yardas”. Ahí todo se hace bien porque si no, o no te pagan o hay que volverlo a hacer para que queden agusto los gringos. Era muy pesado. Así empecé a tomar cerveza.

Yo la controlo

Eso pensaba yo. Empecé a los 16 a meterle a la “mota”. Sabe, pero el tabaco no me gustó. Mis carnales fumaban cigarros normales y ellos me dijeron que me echara una cerveza para lo cansado.

A la mota le empecé con unos camaradas. Esos vatos me dijeron que le diera un toque para lo cansado. “Bum”, se hizo la magia. En caliente sentí que de ahí era. Me dijeron los vatos que nomás con cuidado para que no me controlara la hierba. Les dije. Esta “madre” yo la controlo. Me sentía como Superman “la primera vez golpee cosas, sin dolor y me quede dormido” Desde ahí y hasta mis 29 años no le he parado. Me destapé cuando tenía 18 años. Antes de eso nada, ni jefe ni mis carnales sabían nada. Si soy marihuano pero no soy un matón.

Intocable

Cuando me destapé mi jefe me puso “una madrina”, me dijo que ese vicio iba a ser mi perdición. Antes ni se las olían, porque yo no quería fumar y eso ponía contento a mi jefe. Uno aprende como engañarlos. Luego “me valió y me destapé”. Me sentía muy fregón porque cuando me daba mis toques ni dolor sentía.

Hacer vida

Conocí a una chava aquí en Calera. De volada supe que esa “vieja” tenía que ser mi esposa. La anduve cortejando de un año para el otro. Le dije que me esperara que iba a volver por ella, me dijo que sí. Para esos días ella tenía 19 años. Me casé con ella como le dije al año de conocerla. Esa vez me estuve en Calera 6 meses. Me tuve que regresar para el otro lado porque ya había quedado embarazada y tenía que mandarle dinero para juntar para el bebé y para empezar a echar unos cuartos. Me regresé a las yardas y para ese tiempo nos salió una chamba de contratistas para reparar casa de madera y hacer trabajos de tablaroca. Ahí nos empezó a ir mejor pero era más cansado el trabajo. Extrañaba mucho a mi vieja, le empecé a meter más duro a la mota. Estaba juntando dinero para estarme unos 2 años aquí para cuando naciera mi chiquillo ver si me los podía llevar al otro lado.

Cuatro hijos

Regresé para cuando nació mi primer hijo. Fue una niña que ahorita tiene 9 años, de ahí nació el niño que ya va para 7 años y tuvimos un pilón doble. Nos llegaron unos gemelos. En ese tiempo iba y venía cada año al otro lado. Para cuando nacieron los gemelos ya tenía el plan de quedarme acá porque se me hizo más difícil llevármelos a todos. Ya había juntado dinero para poner aquí un taller. El día que los bautizamos hicimos una fiesta y los papás de ella mataron un cochino. Hicimos una pachangota.

Día trágico

Nos regresamos del rancho ya entrada la madrugada. No nos íbamos a regresar, pero mi vieja se puso celosa porque andaba platicando con mi comadre. Me armó una escenita y mejor le dije que agarrara a los niños y que ya nos regresábamos. Yo si andaba malillo porque ya tenía todo el día tomando cerveza y también ya me había metido mota. Me tomo 10 “caguamas” de cerveza cada fin de semana además de 20 cigarros (“churros”) al día; “los hago de doble enagua”, “Siento bien machin, que ando en las nubes, que veo las cosas como acá, como que se mueven, un efecto mareado pero muy relajado, duermo bien, como bien, cuando veníamos de regreso di un cabezazo.

Y en ese momento me salí de la carretera. “Voltié la troca y me acuerdo que estiré el brazo para agarrar a mi hijos y como pude los detuve para que no se me salieran de la troca. Ella traía a los gemelos. Todos quedamos vivos. Ella fue la más “perjudicada”, la troca quedó arriba de sus piernas y las tenía fracturadas. Los niños estaban todos raspados y la más grandecilla se le quebró su naricita. Cuando la vi llena de sangre y a su mamá debajo de la troca. Nada más le pedía a Dios que “me los guardara vivos”. Mi vieja ya no quedo bien de sus piernas. La operaron, pero una pierna le quedo más corta y de sus rodillas quedó muy mal, mis hijos muy asustados. Uno le juega las barajas al destino, pero siempre va a perder cuando se mete drogas.

Consecuencias por consumo de cannabis

Disminución de la agilidad mental. El consumo de cannabis o marihuana, puede generar importantes trastornos en nuestra capacidad de relación mental, llegando en ciertos casos a perder la agilidad mental necesaria para resolver ciertas situaciones personales, sociales o laborales.

Disminución del deseo sexual. El consumo regular de cannabis (marihuana), suele conllevar la disminución del deseo sexual, con los consecuentes problemas de autoestima, de relación con la pareja o social. Es una consecuencia poco conocida, pero muy frecuente y un desequilibrio sexual de estas características, puede afectar a diferentes aspectos de nuestra vida personal.

Apatía. La marihuana, popularmente conocida como porros, genera un estado poco activo, en el que la apatía y la pérdida de motivación por resolver situaciones (personales, familiares, sociales o laborales), es muy común. Esta consecuencia es muy grave ya que puede conducir a la persona afectada a un estilo de vida, en el que no se progresa y los problemas que van surgiendo en la vida, van acumulándose sin resolverse.

Problemas de memoria. El consumo regular de marihuana, afecta negativamente a la memoria de la persona.

Brotes de mayores problemas psicológicos- La marihuana es una sustancia psicoactiva y como tal, es peligrosa ya que puede activar enfermedades psiquiátricas muy severas, potencialmente latentes en la persona que consume esta sustancia.

Es muy común que personas que han sufrido brotes de enfermedades mentales como psicosis, depresión, ansiedad, etcétera hayan consumido anteriormente, sustancias psicoactivas como la marihuana.

Imagen Zacatecas – Ivonne Nava García