Shakespeare y la obsesión del poder

Revisando las notas sobre los clásicos, me resultan inquietantes dos obras políticas escritas por uno de estos clásicos, Shakespeare. En principio, las obras de Ricardo III y Lady Macbeth, hacen alusión a reinos, personajes, reyes, intrigas, pasiones, y al ejercicio del poder desmedido. En los contextos antes señalados, se presentan sociedades donde los súbditos (ciudadanos) … Leer más

Revisando las notas sobre los clásicos, me resultan inquietantes dos obras políticas escritas por uno de estos clásicos, Shakespeare. En principio, las obras de Ricardo III y Lady Macbeth, hacen alusión a reinos, personajes, reyes, intrigas, pasiones, y al ejercicio del poder desmedido.

En los contextos antes señalados, se presentan sociedades donde los súbditos (ciudadanos) del reinado, aceptan ser gobernando por un Rey, o bien, son gobernados aunque estos no acepten en su totalidad la autoridad del Monarca. La particularidad de ambos perfiles, Ricardo III y Macbeth, es la obsesión por llegar y mantener el poder, así como el ejercicio demencial del mismo.

Los abusos, arbitrariedades, la violencia permanente, el uso discrecional del poder con fines y caprichos personales por encima del bien del Estado, es una  práctica cotidiana que se implementa desde el poder mismo, según estas obras clásicas. Sin embargo, también plantea un grado de responsabilidad y aceptación de la sociedad por esos gobernantes.

¿Cuáles son los rasgos comunes de la sociedad, según el autor de estos clásicos,  que oscila entre la corrupción, el saqueo económico, la violencia permanente, el asesinato y la incertidumbre?  La complicidad.

Shakespeare, evidencia los rasgos psicológicos de la relación desde el poder y la sociedad, y como se forma una mentalidad  cómplice, frente a los excesos tiranos de la monarquía. En ese contexto, ¿la sociedad puede detener el deterioro de la clase gobernante?, ¿la erosión de las instituciones?, ¿la gran disyuntiva puede detener la caída de la sociedad?

Shakespeare cree que sí, y no hay otra oportunidad que la defensa de las libertades, el impulso de la cultura para todos, dado que esto construye ciudadanos fuertes frente a los gobernantes  y sus excesos. Para él,  la crítica disfrazada y eficaz siempre será pertinente para combatir las creaciones políticas y las elites que surgen de una sociedad decadente y cómplice.

La reflexión es válida para comparar lo escrito en estos apasionantes clásicos con la realidad actual. Es importante hacernos las siguientes preguntas, ¿hasta dónde ha llegado el agotamiento de nuestra sociedad frente a la Ley y la autoridad?, ¿estará nuestra sociedad determinada por los márgenes de la Ley?

Shakespeare plantea un tipo de gobernante demencial capaz de llegar a las peores atrocidades por su obsesión del poder.

 

Nota. Al final el poder es obsesión y privilegio.




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