Para las penas el pan es bueno; pero El Hermanito vende el mejor
Un hombre carga dos cajas de cartón llenas de tradición con el delicioso pan ranchero que vende para mantener a su familia, nos referimos a Don Martín.
GUADALUPE.- Por las principales calles del Pueblo Mágico, un hombre carga dos cajas de cartón llenas de tradición con el delicioso pan ranchero que vende para mantener a su familia, nos referimos a Don Martín.
A sus 53 años, el comerciante viaja todos los días de Trancoso a Guadalupe con sus cajas cargadas de pan.
El tradicional antojito lo elabora, junto a su esposa, desde un día antes en su casa para que a la hora de su venta el cliente lo encuentre fresco.
A don Martín le conocen como el “Hermanito”, por su peculiar forma de dirigirse con sus amigos y clientes utilizando esa singular palabra.
También lo ubican como “el Panadero de la Jiapaz” debido a que se pone a ver sus panes afuera de las instalaciones de esta dependencia en la colonia del Issste.
Como lo hacía mi abuela
De noviembre a abril es cuando se dedica a vender su famoso pan ranchero hecho de la manera más artesanal en hornos de piedra que funcionan con leña.
Vendo mi pan desde finales de año hasta abril porque mucha gente lo usa para preparar capirotada en Semana Santa, los demás meses me dedico a vender nopalitos, fruta de temporada, miel y cajeta,” comentó el Hermanito.
Agregó que estudió hasta el segundo de secundaria y desde los 17 años se gana la vida en las calles con la venta de sus panes y otros productos.
Aunque también se aventuró a ser albañil, así que don Martín sabe hacer de todo y a mucha honra.
Le matan a la sangre de su sangre
Don Martín es padre de una hija y un jovencito, a éste último se lo mataron hace unos meses.
Desde entonces se quedó a cargo de la manutención de sus cuatro nietos a quienes saca adelante con la venta de sus alimentos de lunes a sábado.
La buena vibra y la fe con la que le hace frente a la vida lo hace destacar del resto de los vendedores.
Además, como abuelo trata de darles el mejor ejemplo a sus nietos a quienes considera como sus hijos.
Se muere de hambre o lo mata el virus
Ahora con la contingencia del Coronavirus permaneció más de una semana encerrado en su casa.
Sin embargo, la necesidad lo obligó a salir a las calles a vender su pan ranchero para llevar de comer a su familia.
Prefiero morirme de Coronavirus a morirme de hambre,” comentó don Martín.
El Hermanito aseguró que hasta antes de la pandemia acababa la venta de sus panes entre las 10:30 y 11:00 de la mañana, hora en que se regresaba a su natal Trancoso.
Ahora con la contingencia, se las tiene que arreglar para venderlos y asegura que sí los acaba, aunque más tarde.
Lo anterior lo logra al tocar puerta en puerta en las colonias aledañas al centro, donde los vecinos son sus principales clientes.
Es así como don Martín, mejor conocido como el Hermanito o el Panadero de la Jiapaz, se gana la vida.
Y a pesar de saber que se vienen tiempos difíciles no baja la guardia sino todo lo contrario, pues toma la situación con la mejor actitud para vender sus panes.
Don Martín siempre tiene en cuenta que tiene varios motivos para salir adelante.