Irresponsabilidad suicida

La ruin capitalización de cada hecho sangriento en contra del Presidente López Obrador no logra su propósito pero si afecta la comprensión de la situación de inseguridad que envuelve a México y debilita la respuesta adecuada al desafío, la masacre de la familia LeBarón muestra la patológica realidad en toda su crudeza. El lugar dónde … Leer más

La ruin capitalización de cada hecho sangriento en contra del Presidente López Obrador no logra su propósito pero si afecta la comprensión de la situación de inseguridad que envuelve a México y debilita la respuesta adecuada al desafío, la masacre de la familia LeBarón muestra la patológica realidad en toda su crudeza.

El lugar dónde se produjo la abominable masacre de tres mujeres y seis niños  no ha sido motivo para que se asuma que las responsabilidades en los sucesos corresponden a tres niveles de gobierno,  de dos estados (Chihuahua gobernado por el PAN y Sonora por el PRI).

Si usted repasa las reacciones que saturan redes y medios tradicionales advertirá la patológica utilización política de la tragedia para reforzar la equivocada idea de que la seguridad es responsabilidad federal en exclusiva, que los estados y municipios donde suceden las atrocidades no cuentan.

Darle el status de tema de estado a la seguridad implica abandonar su instrumentación partidista, es hora de madurar.

Dante Delgado, figura del bloque opositor derrotado en las elecciones presidenciales recientes, propone la celebración de un acuerdo entre Federación, estados y municipios para pactar una estrategia común y para que cada quien ponga su parte, coincido, aunque yo agregaría la participación de los otros poderes y el concurso de especialistas.

La narco política

Los exgobernadores presos en Estados Unidos por su vinculación a cárteles del crimen organizado son evidencia contundente de los nexos entre políticos y delincuentes, un pacto de fondo, significará la disposición de todas las fuerzas políticas a que sus miembros con fama pública de vinculados a la delincuencia sean debidamente investigados y de ser encontrados responsables sometidos a los procesos penales correspondientes,  la cárcel sería tan plural como hoy es el Congreso de la Unión.

El abatimiento de la narco política debe ser el primer paso en el desmantelamiento de la industria de la traición incrustada en las instituciones, ¿Se ha puesto a pensar lo que dejan de percibir los informantes dentro de los cuerpos policiacos, los jefes que mandan a sus subordinados a patrullar sitios alejados del trasiego? ¿Los que ponen sus elementos como escoltas de capos?, ¿No resentirán los reclutados en las filas de la traición  en sus bolsillos el cambio de prioridades en la estrategia de seguridad que vuelve sus servicios menos necesarios? ¿No son los que abogan por la continuación de una estrategia fallida que para ellos resulta buen negocio?.

Cuando convergen políticos y crimen organizado se entra a una situación ingobernable en la que el crimen organizado adopta móviles políticos (hay indicios crecientes de que sucede) y la operación de políticos adopta móviles de delincuencia organizada (hay testimonios fehacientes de que eso lleva buen rato).

Según se afirma,  los delitos del fuero común muy por arriba de los delitos federales y que ambos se potencian mutuamente, ese dato es suficiente para entender que si no hacen causa común los tres niveles de gobierno no habrá éxito.

La infiltración de los cuerpos policíacos es fruto natural de la narco política, hay cárteles que aseguran la manutención de sus miembros “gestionando” la incorporación de sus elementos en las nóminas municipales, de preferencia en el área de protección civil para no toparse con los exámenes de confianza  ¿Cómo están los porcentajes de órdenes de aprehensión emitidas pero jamás cumplimentadas?. La industria de la traición vive su auge.

En los dos sexenios anteriores se criminalizaba a la víctima para aliviar la presión social pero los que antes criminalizaban ahora  las santifican para mejor utilizar la sangre derramada para sus propósitos políticos. Hoy es caso.

Ni criminalizar ni santificar

Los miembros de la familia LeBarón viven en conflicto permanente con campesinos de la región por la disputa de nueve pozos profundos, hace años  ocasionaron la muerte de un militar al rechazar presencia del Ejército, fueron acusados en la prensa nacional por poner precio a la cabeza de dirigentes del Barzón.

Es difícil saber qué grado de razón les asiste en sus acciones, pero lo que es una verdad constatable es que la vida de esa comunidad mormona conformada por la familia LeBarón transcurre en atmósfera violenta dramáticamente agravada por vivir en la ruta de la droga a los Estados Unidos más disputada por los cárteles.

El contexto, además de indispensable para dilucidar el móvil, suscita una inquietud.

¿Cuál es la razón de permitir que tres mujeres y 12 niños transiten en incomunicada terracería serrana en extremo estado de indefensión?

El ser humano se resiste a vivir con miedo, sin embargo, no es aconsejable bajar la guardia en una zona alejada y aislada como tantas otras y con bandas criminales acechando.

¿Exceso de confianza?

Misterio a resolver, como tantos otros.

Nos encontremos el lunes en El Recreo.




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