Hallazgos de enterramientos en Zacatecas

Las osamentas pueden revelar cosas del pasado humano, son parte de la historia humana.

Apenas han transcurrido casi cuatro lustros del siglo XXI y ya se han registrado varios hallazgos de osamentas humanas en algunos monumentos del Centro Histórico de Zacatecas. Es una de los lapsos con más reportes de este tipo en la historia de la ciudad, lo que podría aportar nuevas luces sobre nuestro pasado. ¡Claro! Siempre y cuando se hagan los estudios pertinentes y adecuados.

El 27 de febrero de 2003, durante las excavaciones que se realizaron alrededor de la Catedral de Zacatecas con la finalidad de instalar el sistema de iluminación escénica, apareció una gran cantidad de huesos humanos, la mayor parte de ellos se localizaron frente a la fachada y alrededor de las dos torres. También se localizaron partes de enormes columnas de cantera que en épocas ancestrales fueron sepultadas para rellenar el terreno. Aquí surge una pregunta interesante y muy difícil de responder: ¿De qué edificio formaron parte esas columnas fraccionadas? Uno de los fragmentos fue enviado a la Galería Episcopal para su custodia y exhibición. De los restos se hizo cargo el personal especializado del Centro INAH-Zacatecas.

Y hablando de repositorios de osamentas humanas quiero recordar que el 12 de marzo de 2005 tuve la fortuna de localizar el antiguo Panteón de Bracho, que funcionaba desde el siglo XVIII, está ubicado en la parte posterior del Cerro de La Bufa, sobre una loma. Ahí fueron sepultados los cuerpos de las víctimas de la epidemia de matlazáhuatl que afectó a los habitantes de la ciudad en 1738 (AHEZ-Actas de Cabildo, 1738, f. 22r.). Un siglo después recibió los cadáveres de las personas que fallecieron por la pandemia de cólera morbus de 1833. Según las estadísticas oficiales, murieron casi doce mil zacatecanos.

De igual forma evocar que en noviembre de 2006, en el interior del antiguo templo de San Agustín, fueron encontrados cinco osamentas humanas, tres cráneos y el cuerpo de un pequeño momificado. Esto sucedió cuando se estaba construyendo un tren perimetral dentro del recinto para contrarrestar los efectos de la humedad. Al lugar también acudió personal del INAH para tomar cartas en el asunto.

El 10 de octubre de 2007 fui testigo de la apertura de dos criptas subterráneas en el interior de la Catedral de Zacatecas; primero se abrió la que está situada bajo el altar de Nuestra Señora de los Zacatecas. Observamos unos rústicos mausoleos que no tenían datos que identificaran a los personajes que ahí descansaban. Encima de uno de ellos había algunos huesos y en el centro de la cripta estaba un pequeño ataúd que contenía osamentas, no supimos en ese momento a quien pertenecieron.

Al salir de ahí, nos dirigimos al altar del Santo Cristo de la Parroquia, el personal de la Dirección de Protección Civil del Estado levantó la loza que cubría la entrada. Al ingresar, un olor pestilente hirió nuestro sentido del olfato. A diferencia de la cripta anterior, aquí había gavetas en un muro donde se supone que existen cadáveres inhumados, algunas de ellas tenían inscritos nombres y fechas. En el centro de la cripta encontramos la entrada a una fosa común que contenía cientos de huesos humanos; salimos de inmediato a causa del fétido olor.

El 22 de enero de 2008 volvimos a la Catedral para presenciar la apertura de la tercera cripta subterránea que se sitúa bajo el altar de Nuestra Señora del Refugio, junto a la puerta principal de la Catedral. Aquí no encontramos cadáveres a la vista, sólo se veía un montículo que parecía un pequeño altar. En el piso pudimos observar evidencias de enterramientos. En uno de los rincones descansaba una armazón de madera dorada que pudo formar parte de la decoración de un altar permanente o provisional de la Catedral.

En abril de 2009 ocurrió otro hallazgo interesante: en los trabajos de reposición de la duela del templo de Santo Domingo, un grupo de arqueólogos localizaron restos humanos de varios infantes que estaban amortajados; además de curiosos objetos que había debajo del antiguo piso de madera.

El miércoles 3 de junio de 2009 se hizo pública la noticia de lo que un grupo de trabajadores de la construcción encontró en la Escuela Enrique Estrada, al momento de excavar en las canchas de la institución, y para su sorpresa, aparecieron varias osamentas. Al día siguiente, personal del Centro INAH-Zacatecas se acercó al lugar, entre ellos, el historiador Limonar Soto Salazar y el arquitecto Jaime Medina; se entrevistaron con el personal de la escuela y comprobaron la existencia del material óseo que provenía de una fosa múltiple. Tomaron registros fotográficos del sitio y de las osamentas.

Todos estos hallazgos no sorprenden demasiado. Son previsibles en este tipo de sitios ya que en la época virreinal sepultaban a los muertos en recintos sagrados (en lo muros, pisos, criptas subterráneas o atrios de los templos). En el caso de la Escuela Enrique Estrada podemos decir que está asentada sobre los cimientos del convento de la Merced que fue construido en ese lugar hace trescientos años, y uno de sus espacios se convirtió en panteón tras la llegada de la epidemia del matlazáhuatl a Zacatecas, en 1738… y siguió recibiendo cuerpos humanos posiblemente hasta principios del siglo XX, durante la revolución. Aguardaremos el arribo de los antropólogos físicos que analizarán los restos recién descubiertos para saber qué nos pueden revelar de nuestro pasado.

*Cronista de Zacatecas.

 




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