El fantasma del Palacio

Otra vez Andrés Manuel López Obrador culpa al gobierno pasado, al neoliberalismo opresor y come niños.

Yo nací en el 94, tengo 25 años y al igual que muchos otros jóvenes me parece repetitivo, cansado y a veces exagerado cuando escucho al presidente que menciona que México está mal por todos los errores pasados.

El presidente, nació en 1953, hoy tiene 66 años de vida, más del doble que yo. Es difícil entender lo que dice.

Es cierto, se cometieron errores en el pasado. Pero ¿Hay razón en lo que dice el presidente?

Un solo ejemplo es el FOBAPROA, el famoso rescate bancario efectuado en el año 1996, cuando el gobierno mexicano convirtió una deuda de empresarios y banqueros, en deuda pública.

Esta semana hice una solicitud de información, le pregunté al IPAB ¿cuánto dinero pagamos en 2019 los mexicanos por el rescate bancario de 1996? El IPAB respondió que este año pagamos 45 mil 431 millones de pesos.

Esto representa una tercera parte del presupuesto federal otorgado a programas sociales en 2019.

Si dividimos esta cantidad entre todos los mexicanos, incluso los recién nacidos, este año cada uno pagó 380 pesos, por aquella decisión tomada hace 23 años.

Por cada tres pesos que dimos en 2019 a un estudiante, o un adulto mayor, dimos un peso a un banquero neoliberal en alguna parte del mundo.

La deuda, si nos va bien, la terminaremos de pagar en 2070.

Cuando escuchamos estas historias, parecen tener mayor sensatez el presidente, deja de ser el viejillo loco que ya no sabe que dice y nos muestra que más sabe el diablo por viejo que por diablo.

Aunque si culpa lo que pasó en viejas administraciones ¿por qué mantener a Manuel Bartlett como director de la CFE? Él fue actor principal en el fraude electoral del 98, cuando AMLO aún militaba en el PRI.

El presente es la construcción que nos heredó el pasado, las acciones que hoy tomemos beneficiarán o perjudicarán a nuestros hijos, gran parte de lo que se haga en este sexenio, no se verá reflejado en el presente, en un beneficio inmediato.

Los mexicanos tenemos que aprender a sembrar, regar y cosechar.

Será hasta cuando el estudiante sea doctor, cuando digan que las becas fueron un éxito.