Eduardo muestra la cultura fresnillense hecha artesanía

Su puesto está en los portales, a un lado del Jardín Madero.
Su puesto está en los portales, a un lado del Jardín Madero.

Los accesorios que son con hilo tienen las tres B: buenas, bonitas y baratas.

FRESNILLO.- Desde pequeño, Eduardo Ávila López ha vivido entre un mundo de artesanías hechas con chaquira e hilo.

Por ello orgullosamente sigue el negocio familiar con la elaboración de bisutería que oferta en la cabecera municipal de El Mineral.

En una mesa con un mantel de color oscuro, Eduardo coloca cada una de las creaciones que él y su familia realizan.
Las artesanías van desde pulseras, collares y todo tipo de accesorios que pueden usar tanto hombres como mujeres, pues son para toda ocasión.

Calidad desde la materia prima

Mientras acomoda su puesto en los portales, ubicados a un costado del Jardín Madero, Eduardo explica que uno de los materiales que se le dificulta manejar es la chaquira, pues son piezas tan pequeñas se pierden con facilidad.

Aunque eso no le impide poner todo su talento e imaginación en cada uno de los accesorios, pues nunca es la misma pieza, lo que convierte que cada creación sea única.

Por ello, sus clientes lo buscan, pues además de ser artesanal su trabajo, el accesorio es único y puede ser el regalo perfecto.
Además, también ofrece péndulos con los cuarzos 100% auténticos, que muchas personas compran para su protección de energías o para que los guíe por el buen camino.

Eduardo platicó que su día de trabajo inicia a las 10 de la mañana con la instalación del puesto y la venta de los productos finaliza por la tarde; aunque el cierre varía dependiendo de la afluencia de visitantes en los portales.

Detalló que los precios son variables, pues dependen del diseño y tamaño, así como el material que se utilicen, ya que existen objetos creados solo con hilo, que son más económicos y que representan las piezas que más le compran.

Aunque es un negocio en la que las ventas son variables, pues depende de la temporada del año, él y su familia se encargan de que en cada pieza se lleven un pedacito de Fresnillo, lo que lo llena de orgullo y satisfacción.

Eduardo presume el oficio que desarrolla, pues para él representa una opción para desarrollar su talento y seguir la tradición familiar, la cual le permite llevar “el pan de cada día a la mesa”, lo que es un beneficio extra.




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