Don Raúl, su tierra está en sus venas y en su corazón

CALERA.- Sin duda alguna el trabajo en el campo es una actividad difícil y cansada, pero don Raúl Mejía Lares sigue demostrando, después de casi ocho décadas, que el amor por este estilo de vida no tiene límites ni edad.

Desde que los primeros rayos de sol se empiezan a asomar, don Raúl ya se encuentra en pie y listo para salir a pastorear a sus chivas, de las cuales ya perdió la cuenta pero actualmente son de 200 a 300.

Platicó que durante toda su vida se ha dedicado al campo en lo que se refiere a agricultura y, desde hace poco más de 30 años, comenzó en la actividad de la crianza animal con sus chivitas.

Al paso de los años comenzó proyectos en su natal rancho Los Ángeles, de los cuales algunos aún permanecen dando servicio.
Como lo suyo no son los negocios y “esas cosas” dedica todo su tiempo a “cultivar” su ganado ovino, lo cual consta en criar, cuidar y alimentar a sus animalitos.

El trabajo es su impulso

Para don Raúl no hay límites más que la propia mente o los que uno mismo se pone, y ejemplo de ello dijo que a pesar de sus malestares por la edad, entre ellos sordera, algo de ceguera y dolor en las piernas, diariamente al ponerse a trabajar se olvida de todos ellos y se siente tan vital y fuerte como en sus mejores años.

Platicó que se podría decir que su trabajo le sirve como terapia en todos los sentidos.

Un tiempo se fue a Estados Unidos, pero en cuanto pudo regresó a su tierra natal para hacer lo que más disfruta que es estar en el campo, el campo de su tierra.

Por si no fuera poco, pertenece a una institución no gubernamental en la que ayudan a las personas que menos tienen, al respecto comentó que aunque él ya es adulto mayor quiere seguir siendo de las personas que ayudan a los demás.