Compatriota emprende en Estados Unidos y apoya a artesanos mexicanos

Claritza compra de manera directa a los artesanos. | Fotos: Cortesía.
Claritza compra de manera directa a los artesanos. | Fotos: Cortesía.

La zacatecana Claritza inició su negocio en Estados Unidos y apoya a los artesanos de todo México.

ZACATECAS.- La migrante Claritza Herrera, gracias a redes sociales, encontró una manera de empoderarse y poner en el mercado estadounidense productos elaborados por artesanos mexicanos, a quienes ha ayudado a que sus pequeños negocios crezcan.

Claritza Herrera, emprendedora.

Artesanías, botas, bolsas, turbantes, diademas, guayaberas, entre otros productos de Sonora, Aguascalientes, Chiapas, León y otros estados de la República son consumidos por norteamericanos y otros migrantes.

Su principal clientela son habitantes de Estados Unidos, Puerto Rico y Canadá.

Luchando contra la pandemia

En abril del 2020, Claritza, con raíces de Ojocaliente, Zacatecas, se encontraba como muchas otras mujeres en el mundo, debido a la pandemia: en crisis y con estrés por la falta de trabajo.

Un día encontró en redes sociales a una persona que vendía zapato artesanal, le preguntó por un producto y nunca le respondió, lo que hirió su orgullo, buscó el producto en el mercado norteamericano y nunca lo encontró.

Se decidió y encontró sitios de fabricantes y, con los 200 dólares que le quedaban, decidió emprender un negocio e invitar a sus dos hermanas, ellas se negaron, pero cada una le prestó 200 dólares.

Y fue así cómo decidió comprar bolsas artesanales en León, Guanajuato.

“No entendía cómo funcionaba lo de la artesanía, pero creía en mí, a pesar de que estaba triste y no tenía dinero” reconoce.

Buscando su camino

El producto finalmente llegó y, aprovechando que se acercaba el Día de la Madre, creó unos paquetes y se apostó frente a un centro comercial, pero en cinco horas solo vendió tres o cuatro paquetes, se cambió de lugar y las ventas fueron nulas.

Escuchando a su ser interior y, aprovechando las redes sociales, decidió vender por Facebook e Instagram con su cuenta The Herrera’s Closet.

Al principio recuerda que solo tenía 10 espectadores, bajó a uno y vendió cinco bolsas.

“Eso no nos importó, siempre decía gracias a Dios por mi venta y se nos ocurre hacer una rifa del compartido gratis: un premio especial que puede ser tuyo; empezamos con los compartidos y en nuestro segundo video en vivo vendimos todo, nos quedamos sorprendidos de cómo en pantalla vendimos 54 bolsas a personas de todas partes de Estados Unidos, esto creo que se puede replicar en cualquier país”.

Ante el éxito obtenido le habló a su proveedora, compró 108 bolsas y en un en vivo de 8 horas lo vendió todo.

Fue así que decidió diversificar su mercancía y ofreció artesanías de Chiapas; gorros pintados a mano en Durango; botas de León y otros artículos de Durango, Guadalajara, Sonora y Aguascalientes, así como de otras partes de América Latina.

Generando ingresos y empleos

Después de tres meses se consiguió un sueldo que reconoce es superior a los que había obtenido en cualquier empleo que hubiera tenido antes.

“Yo antes trabajaba de lunes a viernes de 8:30 a 2:30, pero supe que no podría crecer más, y no podría ganar más y mi sueldo ya estaba fijo y no tenía oportunidad de crecer más, ahora solo hago una transmisión cada viernes”, destacó.

Además, generó empleos y se hizo consciente que “aunque te dé miedo: hazlo; la clave es la constancia y el servicio al cliente”.

“Mis en vivos los hago los viernes y les doy a mis clientes la calidad que se merecen; yo trabajo desde mi casa, mi sala es muy pequeñita. Con la pandemia entendí que no es necesario tener una tienda y yo salgo adelante desde mi casa”, recalcó.

Apoyo de la familia

Al inicio de las ventas solo estaban ella y su esposo; pero ante la demanda de productos y éxito en sus trasmisiones también recurrieron a ayudarla su papá frente a cámaras y su mamá en lo administrativo, además, empleó a una prima que le ayuda con la organización.

Dando oportunidad

Gracias a este proyecto, decenas de artesanos y emprendedores han podido exportar sus productos y quedarse con mayor ganancia debido a que se evitan el coyotaje y hacen el trato de manera directa.

Siempre quise que mis productos llegaran a EU

Mauricio es de León, Guanajuato, proviene de una familia zapatera; el calzado que realiza es hecho en su pequeño taller, sin embargo, al ofrecerlo a los locatarios de la central camionera se lo pagaban muy barato, de modo que por par de zapatos a él le quedaba una ganancia de 50 pesos cuando mucho por par de zapatos.

Es el calzado que realiza Mauricio.

El fabricante de calzado, reconoce que tenía productos, pero lo que faltaban eran clientes.

“Hice un par de botas y terqueándole la publiqué en Facebook y le fui metiendo más productos, fue así que me contacta la señora Claritza, fue la primera persona que me contactó de Estados Unidos, yo ni me la creía”.

Relata que hablaron por Facebook y le hizo un pedido de botas y botines “siempre quise que mis productos llegaran a Estados Unidos”, comentó.

Además de ella ha surtido otros pedidos en la Unión Americana y en México, aunque reconoce que muchos le han quedado mal, él sigue trabajando.

Lo que caracteriza su producto es el amor, la dedicación y el conocimiento que de generación en generación se ha trasmitido para realizar el zapato.

Exportamos y damos trabajo

Lorena Ruiz y su esposo tienen un taller y fabrican artículos de tela cambaya en Nava, Coahuila.

Fabrican turbantes, diademas, moños, blusas, ropa de bebé, entre otros y en redes sociales crearon su Fanpage Fabricando Caprichos JL en donde promocionan su trabajo.

El alcance de las redes sociales la sorprendió, pues “nunca me imaginé que estaría haciendo pedidos”.

Fue así como conocieron a Claritza y también a exportar sus productos, aunque ya lo habían hecho antes a otras partes de México, e incluso en una ocasión hasta a Europa.

Lorena, mujer agradable y sincera, reconoce que Dios le ha ayudado mucho para darnos esa creatividad y poder armar todo lo que se le ocurra.

Su historia, también es de perseverancia, pues aunque trabajó en fábricas durante mucho tiempo decidió independizarse, poner su taller y realizarse como mujer. Además le preocupaba dejar solo a su hijo durante todo el día, por la pandemia y fue el motor que la impulsó adelante.

Hoy da empleo a mujeres que alguna vez estuvieron como ella.