Ninguna persona es ilegal

Gerardo Luna Tumoine.
Gerardo Luna Tumoine.

La tragedia de los migrantes en San Antonio, Texas ha puesto nuevamente en la discusión pública la terrible situación que viven las persona que, por motivos sociales, económicos o políticos, tienen que abandonar sus lugares de origen para buscar mejores oportunidades. Lo ocurrido es muestra de la grave crisis humanitaria que se vive, no sólo … Leer más

La tragedia de los migrantes en San Antonio, Texas ha puesto nuevamente en la discusión pública la terrible situación que viven las persona que, por motivos sociales, económicos o políticos, tienen que abandonar sus lugares de origen para buscar mejores oportunidades. Lo ocurrido es muestra de la grave crisis humanitaria que se vive, no sólo en Estados Unidos, sino también en Europa y América Latina.

La mayoría de los migrantes proceden de países de América Latina y el Caribe. En Europa cada vez hay más personas que llegan desde Oriente Medio y África. Aunque no se trata de un fenómeno reciente, la migración ha aumentado en los últimos años debido a la violencia de guerras civiles y conflictos armados, la pobreza, la falta de trabajo y la persecución política. En la mayoría de los casos, las personas que no pueden permanecer en su hogar cruzan fronteras legales y son considerados migrantes. A veces, sin embargo, deben cruzar fronteras ilegales y son considerados indocumentados o inmigrantes ilegales.

La inmigración de hoy en día es diferente de la de hace unas décadas. La inflación, la ruptura de cadenas productivas en por la guerra en Ucrania, la inminente recesión, la cada vez más creciente crisis económica agudiza el desplazamiento de personas de los países pobres al norte global en busca de oportunidades.

Esta situación genera una muy grave crisis de derechos humanos. Las jaulas de migrantes latinoamericanos en Estados Unidos, las fuerzas de la ley reprimiendo las caravanas de centroamericanos se suman a las vicisitudes “usuales” de los viajes a través de este continente.

Por su parte, lo ocurrido den Melilla muestra como la presión migratoria puede ser usada por regímenes como arma geopolítica. Es el mismo escenario que propicio Lukashenko, presidente de Bielorrusia, quien estaba utilizando a los migrantes de medio oriente como “un arma política”, debido a las sanciones de la UE.

A esto hay que sumarle la migración a causa del cambio climático. Aunque la migración por causa de las condiciones climáticas no es un fenómeno nuevo, la mayoría de los movimientos se han producido dentro de las fronteras de países. Sin embargo, la intensificación de las tormentas y los desastres naturales está provocando desplazamientos forzosos a escalas mucho más grandes.

Como consecuencia de esto, el número de personas desplazadas internamente ha aumentado, y las personas están siendo desplazadas a regiones más lejanas. Los cambios climáticos han aumentado el número de personas que tienen que abandonar sus hogares, y al mismo tiempo han reducido el número de lugares a los que pueden ir.

La OIM estima que el número de migrantes internacionales podría superar los 700 millones en 2050. El mundo debe de replantearse la forma en que garantiza los derechos humanos y migratorios de todas las personas, especialmente de las que vienen de países pobres.




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