Maestros, ejemplo de vocación y servicio

Luchan contra las adversidades para que sus alumnos aprendan.

ZACATECAS.- Vocación, cariño, dedicación y sinergia con sus estudiantes hacen de Silvia Gabriela Hernández, Érika Barbosa y María de la Luz Dueñas, maestras ejemplares.

La pandemia llegó a poner a prueba sus habilidades y superaron los retos que cada día trae consigo a consecuencia del Covid-19.

Buscando acercamiento y rendimiento

La maestra Silvia Gabriela Hernández reconoce que fue complicado dar clases en línea durante el pasado ciclo escolar y el actual debido a la pandemia por Covid-19.

La docente imparte clases a alumnos de primer año de primaria en una escuela ubicada en la colonia África, en Guadalupe.

La mayoría de sus alumnos no tiene internet, ni computadora en casa.

Por lo que enfrentó complicaciones para mantener la comunicación con muchos de sus alumnos, debido a que algunos carecían de los recursos para comunicarse y cumplir en tiempo y forma con tareas.

Aunque los padres de familia tienen teléfono celular, muchos no tienen las características para trabajar con aplicaciones, ni tampoco el recurso económico para poner saldo al teléfono y hacer videollamada, por lo que trabajó mediante grupos de whatsapp.

Además, la mayoría de los progenitores trabajan durante la mayor parte del día y tienen que dejar a sus hijos encargados con familiares.

Indicó que es difícil trabajar a distancia en este grado escolar, debido a que trabaja con programas de lecto-escritura.

Silvia Gabriela Hernández se disfrazó de payasita para sorprender a los pequeños en el Día del Niño.

Sorteando dificultades

Gaby Hernández consideró que no tener contacto con los niños es difícil porque necesitan mayor atención y orientación.

Las madres de familia, dijo,  no están preparadas para enseñarles a leer y a escribir.

Recordó que alumnos le comentaban “‘maestra si no digo bien mis letras mi mamá me pega’; pobrecitos de mis niños, encerrados, tristes, solitos y desorientados, y les decía que avanzamos poco a poco”.

Esto ha retrasado también el avance en la educación de los menores, pues de tener clase presencial la mayoría ya sabría leer y escribir, pero de 28 alumnos, 4 no saben leer y solamente 10 saben leer bien, además, la mayoría no conoce las instalaciones de su escuela.

Sonrisa y afecto

El pasado 30 de abril para el festejo del Día del Niño, la maestra Gaby se disfrazó de payasita y sorprendió a sus alumnos al recibirlos con un abrazo cuando los citaron para recoger sus regalos.

Opinó que los menores requieren el contacto humano con sus docentes para motivarse.

Lucha por el aprendizaje

La pandemia dejó al descubierto la vulnerabilidad económica de ciertos sectores de la población, por lo que maestros  como Érika Barbosa impidieron que esto frenara el aprendizaje de sus estudiantes.

Ella es educadora de un jardín de niños de Fresnillo.

Recordó lo complicado fue darse cuenta que los padres de familia no tenían los recursos para trabajar desde casa.

“Muchos de ellos no tienen computadora o laptop en casa, ni servicio de internet, otros no tenían teléfonos inteligentes, y quienes tenían teléfono celular con estas características carecían de recursos para poner saldo y llevar las clases a distancia”, narró a Imagen.

Además, muchos padres de familia trabajan por las mañanas, por lo que tuvo que adaptarse a los horarios de los tutores y hacer videollamadas por la tarde o a altas horas de la noche y recibir las tareas o trabajos después de las 11:00 de la noche.

Muchos padres de familia no pudieron llevar las clases con las aplicaciones de Zoom ni Meet, por lo que optó por formar grupos de Whatsapp, en donde cada lunes se les envió una tabla con las actividades de la semana y se hacían videollamadas para platicar con los niños.

La maestra Erika decidió sorprender a sus alumnos con regalitos.

Entendiendo la tecnología

Para la docente esto fue complicado, pues no había trabajado con las nuevas tecnologías para dar clase, además en preescolar es fundamental el contacto directo con los menores.

“Tengo 5 alumnos que no pueden mandar tareas porque sus padres no tienen dinero ni para comer, mucho menos para pagar saldo y lo poco que tienen es para su alimentación, las evaluaciones son cualitativas, pero vemos que los trabajos no lo hacen los niños, sino sus padres y eso también es evaluar con mentiras”, explicó la docente.

Amor por compartir

Con su esfuerzo y dinero propio, les hizo un regalo el pasado 30 de abril por ser Día del Niño a sus 30 alumnos, de los cuales solamente conoce a una pequeña en persona y también contrató a un payaso para que les envíe un mensaje a los alumnos.

Educación Especial

Para el Centro de Atención Múltiple, donde atienden a alumnos con capacidades diferentes, también se complicó la situación de clases presenciales por la pandemia, de acuerdo con María de la Luz Dueñas, directora del centro.

Explicó que los niños reciben atención por parte de cinco especialistas y por la pandemia se hizo un diagnóstico sobre el uso de tecnologías y redes sociales en las familias.

Sin embargo, hallaron que el nivel socioeconómico era bajo en la mayoría de usuarios y la mayoría carecía de teléfonos inteligentes, además se desconocían las plataformas como Zoom o Meet y al igual que en los otros casos tampoco tenían recursos para el saldo del teléfono y menos para el internet.

Por lo que optó por seguir trabajando con las adecuaciones curriculares debido a que no hubo programas para la Educación Especial.

Aplicaron la modalidad de intervención mediante grupos de WhatsApp, videollamadas y mensajes.