El que es causa de la causa

Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.
Hoy en la Opinión de Jaime Santoyo Castro.

“El que es causa de la causa, es causa de lo causado”. Este es un principio de causalidad eficiente que se usa regularmente en el mundo de la abogacía, para aseverar que aquello que origina el mal es considerado como causa del mismo, y por tanto, es responsable del daño. Su manifestación más conocida y … Leer más

“El que es causa de la causa, es causa de lo causado”. Este es un principio de causalidad eficiente que se usa regularmente en el mundo de la abogacía, para aseverar que aquello que origina el mal es considerado como causa del mismo, y por tanto, es responsable del daño.

Su manifestación más conocida y extrema era el silogismo derivado del “versari in re illicita”, que significa “la actuación irregular responsabiliza de todas las consecuencias que puedan dimanar de la misma”.

A la luz de este principio, el estrepitoso fracaso de la detención que terminó en liberación del hijo del Chapo en Culiacán, de ninguna manera debe transformarse en una acción heróica para salvar vidas, porque el operativo para detenerlo fué el que detonó la furiosa respuesta de sus seguidores.

Quien autorizó el precipitado operativo, no previó ni la capacidad de reacción, ni calculó la fuerza del contrario, y mandó a las fuerzas federales, leales y valerosas, a una derrota ridícula, poniendo en peligro innecesariamente a sus familias y a toda la ciudadanía de Culiacán, que vivió las horas más dramáticas de su vida.

“A la guerra sin fusil”. Pareciera que fue la orden. Precipitada, sin estrategia. Sencillamente increible, porque el Ejército y la Marina son instituciones formadas por mexicanos de principios, leales, y con capacidad y experiencia reconocida como para realizar ese y otros más difíciles encomiendas, como ha sido históricamente en la defensa de nuestra soberanía, pero quizá ponerlos a la orden de un mando caprichoso, sin experiencia ni capacidad, que se mueve en un marco de ocurrencias y decisiones a la ligera, los expuso al ridículo mundial, y que luego su comandante supremo pretenda erigirse como héroe salvador de vidas, no se vale.

Sé que el valor supremo de la vida de las familias de los militares y la tranquilidad de la sociedad se puso por encima para tomar la decisión de salvarlos momentáneamente del riesgo inminente, y estuvo bien; pero ése no es un acto heróico del que podamos presumir; de lo que debemos salvarnos todos, es de las manos irresponsables que los colocaron; a ellos y al gobierno de la República, de rodilllas e indefensos. Tocar retirada no siempre es malo; pero hacerlo por no pensar en el escenario, sí lo es y de eso, hay responsables.

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