Endemia

Antonio Sánchez González.
Antonio Sánchez González.

Es muy probable que este coronavirus nunca desaparezca. Es probable que perviva en las próximas décadas, circulando entre la población mundial, incluso después de que se descubriera e implemente una vacuna. Los expertos llaman endémicas a estas enfermedades, las que obstinadamente resisten los esfuerzos para acabar con ellas. Recordemos al sarampión, el VIH, la varicela. … Leer más

Es muy probable que este coronavirus nunca desaparezca. Es probable que perviva en las próximas décadas, circulando entre la población mundial, incluso después de que se descubriera e implemente una vacuna. Los expertos llaman endémicas a estas enfermedades, las que obstinadamente resisten los esfuerzos para acabar con ellas. Recordemos al sarampión, el VIH, la varicela.

Es un horizonte desalentador. Pero los expertos en epidemiología, planificación de desastres y desarrollo de vacunas dicen que asumir esa realidad es crucial para plantear la respuesta del mundo y cada nación. La naturaleza perenne del Covid-19, dicen, debería servir como un llamado a las armas para el público, una hoja de ruta para planear los presupuestos nacionales y un punto de navegación fijo para abandonar la actual y caótica estrategia de gestión estado por estado de la nación.

Este virus está aquí para quedarse. Entre tantas cosas inciertas, la persistencia de este virus novedoso es una de las pocas cosas con las que podemos contar en el futuro. No significa que la situación siempre será tan grave: ya hay cuatro coronavirus endémicos que circulan continuamente, causando resfriados comunes y muchos expertos piensan que este virus se convertirá en el quinto: sus efectos se volverán más leves a medida que la inmunidad se propaga con el tiempo y nuestros cuerpos se adapten a él. Por ahora, la mayoría de las personas no han sido infectadas y siguen siendo susceptibles. Y la enfermedad, muy transmisible, ha aumentado en las últimas semanas y lo hará en los próximos meses, incluso en los países que inicialmente lograron suprimirla. Dejado solo, dicen los expertos, simplemente seguirá causando incendios entre la población mundial.

La lucha contra las enfermedades endémicas requiere pensar a largo plazo, un esfuerzo sostenido y la coordinación internacional. La eliminación del virus podría llevar décadas, si es que ocurre. Estos esfuerzos llevan tiempo, dinero y, sobre todo, voluntad política.

Los mexicanos no hemos empezado a asumir esta realidad. Los líderes siguen pensando que las cosas se han hecho bien sin tener certeza basada en evidencias y los ciudadanos en las redes sociales en una bala mágica para acabar con la pandemia abruptamente. Desde Palacio Nacional insisten en pintarnos una gráfica con una línea horizontal cuando claramente es una pendiente y nos dicen que regresaremos de una mal llevada cuarentena a una “nueva normalidad” empujados por la necesidad y la miseria, con la incertidumbre como única cosa segura, rogando porque el calor del verano sofoque al virus o esperando que desaparezca misteriosamente.

Una vacuna, aunque crucial, no es probable que erradique la enfermedad. Los desafíos a la vacunación ya están quedando claros, como el suministro limitado y los importantes obstáculos logísticos. Uno podría pensar que la gente se arrebatará las vacunas cuando estén disponibles, pero el mundo ya tiene vacunas contra el sarampión y la gripe estacional que pueden ser mortales y sin embargo, los médicos luchamos cada año para convencer a la gente de que reciba esas vacunas.

El desafío en esta pandemia nos deja con pocos atajos disponibles para empujar a los líderes políticos y al público a acciones con visión de futuro. Para diseñar el abordaje de la pandemia, los académicos y expertos en medicina y salud han sido marginado por nuestros gobernantes y tampoco se han tomado las formas para difundir masivamente las medidas necesarias para transitar con seguridad a la rimbombantemente llamada “nueva normalidad”. Mientras tanto, la administración del presidente López Obrador y en mayor o menor medida algunos gobernadores han dejado claro que su prioridad es reencender la economía.

Cada vez más, los principales expertos creen que muy pocos harán el cambio hacia formas de pensar de largo plazo mientras el virus no se propague más ampliamente y afecte a alguien que conozcan. Eventualmente, todo el mundo sabrá de alguien que se infectó o murió de enfermedad por este virus.

*Médico




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