Vida

Vivir significa mucho más que existir, en la mayoría de las veces los seres humanos pasan desapercibido este pequeño gran detalle. Entre el primero y el último instante de su existencia, un humano desarrolla de manera consciente una maravillosa y única etapa denominada “vida” la cual se debe experimentar al máximo, hasta perder el aliento.

El gran desarrollo de la ciencia ha construido información muy valiosa acerca de la vida humana, pero no sobre el porqué de esta. Simplemente la vida es dada. La vida es el fenómeno más impresionante y complejo que existe en la naturaleza y en consecuencia uno de los más difíciles de explicar. Para cada ser humano la vida es una experiencia espontánea; una experiencia que se presenta de manera muy diferente para cada persona; una experiencia única, privada, íntima, personal.

La vida de un ser humano tiene una característica muy especial; las personas llegan a su existencia sin haberlo solicitado; se encuentran inmersos en su propio proceso evolutivo de vida sin saber por qué se les ha concedido el don de vivir y esto a muchas personas les ocasiona graves conflictos en su existencia vivencial.

Para todo ser humano, iniciar la vida en una gran urbe cosmopolita o en un poblado muy alejado sin nombre; en ambos casos es un ser irrepetible, es un animal de realidades, dado que por un lado es un ser abierto a la realidad intima o propia y por otra parte se enfrenta a la realidad externa con gran influencia del contexto en que se ubica su trayecto de vida.

Muy pocos son los seres humanos que aprenden y llegan a comprender el valor de su existencia; la cual básicamente se puede entender desde dos perspectivas:

1. El reconocimiento de la parte interior; nuestro pensamiento, nuestras ideas y la construcción de una postura para mirar al exterior.
2. El reconocimiento del mundo exterior, los lugares por donde transita nuestra experiencia de vida y la manera en como nos relacionamos con otras personas.

De manera constante la vida ofrece a todas las personas la invitación para disfrutarla, cada ser humano decide aceptar o rechazar la invitación. De esta manera, los humanos creamos nuestra propia vida, nuestra propia existencia y nuestro propio mundo, y ello no es responsabilidad de nadie más que de la actitud con que cada quien afrontemos nuestra vida cotidiana.

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