Umberto Eco y la neovanguardia 

Ha muerto uno de los personajes insignes de la cultura italiana de posguerra. Umberto Eco fue un erudito que hurgó con furibunda pasión dentro de la telaraña del lenguaje humano. Hizo del mundo de signos y símbolos su territorio de vida, tanto en lo que se refiere a la producción e interpretación de éstos, como … Leer más

Ha muerto uno de los personajes insignes de la cultura italiana de posguerra. Umberto Eco fue un erudito que hurgó con furibunda pasión dentro de la telaraña del lenguaje humano. Hizo del mundo de signos y símbolos su territorio de vida, tanto en lo que se refiere a la producción e interpretación de éstos, como en lo tocante a convertirlos en materia de la propia escritura ficcional.

Antes de llegar al mundo literario y narrativo, practicó la investigación académica con un talante cientificista que poco tenía que ver con la plasticidad del discurso ficcional. Sus obras teóricas de semiótica y semántica fueron descomunalmente áridas y enciclopédicas, muy a tono con el deseo vehemente de encontrar una suerte de tableau taxonómico donde todas las variedades de signos encontraran descripción y principios de explicación. Como novelista tuvo un éxito contundente, aunque la crítica no siempre lo acogió con beneplácito.

Personalmente, prefiero al Umberto Eco polemista, figura teórica del célebre Gruppo 63. Trató de dar sentido a un movimiento transgresor de la cultura, la literatura y el arte italianos, el cual cristalizó en un evento organizado en Palermo en el año de 1963, para discutir la realidad contemporánea y su relación con los procederes estéticos. 

A partir de ese momento, la neovanguardia italiana unificó en un grupo a un conjunto de jóvenes artistas que intentaban producir modelos de creación alejados de los esquemas realistas y humanistas en boga, cuyos impulsos se agotaban y, por tanto, carecían de la fuerza explicativa necesaria para dar cuenta de una modernidad tecnocrática que despuntaba de manera contundente.

Edorado Sanguineti, Renato Barilli, Angelo Gulgliemi, Fausto Curi, junto a Eco, fueron los encargados de llevar a cabo el debate conceptual, el cual se transformó en una confrontación con figuras de la talla de Pasolini e Italo Calvino. El diálogo, ríspido y tenso, alumbró finalmente diversas formas de creación de mundos artísticos. Eco participó con su agudeza intelectual en esta crucial renovación. 

Imagen Zacatecas – Miguel G. Ochoa Santos