Testimonios de escrituras

Es innegable que cada vez que la pesquisa arroja respuestas a las abundantes preguntas relativas a la historia de este pueblo minero, vienen las satisfacciones personales. La información que proviene de fuentes primigenias, nos aportan más elementos y argumentos que nos permiten conocer un poco más de nuestro orígenes, así como de los bienes patrimoniales … Leer más

Es innegable que cada vez que la pesquisa arroja respuestas a las abundantes preguntas relativas a la historia de este pueblo minero, vienen las satisfacciones personales. La información que proviene de fuentes primigenias, nos aportan más elementos y argumentos que nos permiten conocer un poco más de nuestro orígenes, así como de los bienes patrimoniales del municipio, clero o particulares.

A raíz de tales investigaciones, llegó a nuestras manos una serie de datos que extractamos de escrituras que datan del siglo 18. Con base en tan importantes testimonios, podemos enterarnos de que tratan y a la vez que nos orienta para imaginarnos cómo era la traza urbana predominante en el centro citando.

También nos aclara sobre el uso de inmuebles que a la fecha no tienen certidumbre jurídica. Incluye aquellos que se manifiestan como propiedad particular.

Uno de estos testimonios se refiere a una escritura valuada en 2 mil 100 pesos, documento expedido por el ayuntamiento en 1770, y que se refiere a la Casa que fue Alhóndiga. En ese tiempo se clasificaba como casa pública destinada a la compra y venta de granos. Se anota además que desde 1786 está destinada a cárcel.

La anterior escritura se refiere a la finca donde actualmente se encuentra la presidencia municipal (antiguo fortín que data de 1568). De acuerdo a nuestra interpretación muy personal, nos atrevemos a señalar que es muy posible que semejante referencia corresponda a un testimonio evidentemente antiguo. Suponemos que es, por lo pronto, la única evidencia escrita que se conoce respecto al añoso inmueble cuya certidumbre jurídica está en le aire o quizá sepultada en las profundidades del olvido.

Otra escritura nos conduce a una finca que era ubicada en la parte posterior de la Parroquia de La Purificación. Se asienta que esta casa fue ocupada por el finado Ventura Obregón y su hijo Manuel. Se le describe de la siguiente manera: zaguán, una sala, dos recámaras, una pieza para cocina. Al frente de esta se encuentra otros sala, luego una pieza chica, un pasadizo y dos corrales con su pozo.

Respecto a títulos de propiedad con relación a esta casona, se menciona que solo se ha localizado una escritura a nombre de doña Josefa de Llanos otorgada en Zacatecas sobre el reconocimiento de 400 pesos e hipotecando la misma y otra más del padre Zarzoza su heredero. Aquí se aclara que se hacia la donación de ambas fincas a la Cofradía del Señor de los Plateros.

Abundando un poco más en estos apuntes, encontramos más referencias sobre escrituras. Esta se anota que fue otorgada por don Felipe Díaz de los Ríos por ocho casada de su propiedad que le vendió a la cofradía citada y aparece la fecha de 23 de agosto de 1775.

Se les ubica por la calle de la Concepción de La Villa de Fresnillo. Se anota además donde fabricó el difunto padre don Agustín Mier sus casas.

Continuando con otras escrituras, en esta se destaca su valor de mil pesos otorgados por don Felipe Díaz González, vecino de Zacatecas, sobre su casa que tiene en aquella ciudad. En este apunte nos atrae un agregado que dice: y tanto el capital como los réditos de tres años con el presente 1786 los está debiendo.

Hablando un poco más de las propiedades de las cofradías en este mineral, de inmediato recordamos las de Las Animas. Para ello mencionaremos lo que pudimos retener en nuestro apuntes y que datan de 1841. En ese tiempo según consta en el archivo parroquial, esta hermandad manifiesta que era propiedad de 39 casas, la mayoría en la población, otras dentro del paraje.

Un ejemplo: En torno a la Plazuela del Maíz, ahora Jardín Obelisco, en esta llanura -se cita textual- la cofradía tiene 18 casas. Estas tenían su frente al oriente, poniente y norte. Las que miraban al sur son de particulares.

De las que tienen vista al oriente, son seis. Estas contaban con: sala, recámara, un pasadizo, cocina y corral. Por su parte, las que miran al poniente, tiene las mismas características de las primeras. Se anotaba de igual manera que 12 se encuentran maltratadas, se advierte que si no se reparan, pronto serán ruinas.

Esta cofradía tenía más propiedades, entre ellas una casa nueva que se hizo en los años 33-34 al oriente de la llamada Plazuela de Guadalupe (frente a La Purificación) , el corral de esta colinda en 1834 con el arroyo y rentaba cuatro semanales.

Colindaba con otra que hace esquina con la plazuela y calle del Álamo; esta era más antigua. Otras casonas se localizaban por la calle del Álamo, colindaban al sur con el arroyo que era La Alameda.

Imagen Zacatecas – Carlos López Gámez