Sensibilidad en servir

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

Se añora la existencia de trabajadores con esas cualidades esenciales de honestidad, responsabilidad, sensibilidad y entrega en el servicio público.

Dedicado al Mtro. Carlos Saucedo Morales (+), en reconocimiento a su espíritu de servicio.

Sería un día especial en la vida cotidiana de aquella comunidad del Sureste del Estado de Zacatecas. El equipo de sonido contratado exprofeso, emitía música de moda generando algarabía en el ambiente, sumada a las sensaciones de regocijo y emoción de sus habitantes.

El día anterior, con afán vehemente se habían cumplido las faenas de aseo, para arreglar un espacio decoroso, en donde se realizaría la ceremonia inaugural de aquella obra de desarrollo social.

Desde muy temprano, las madres de familia habían tenido esmero en arreglar a sus hijos, peinando a las niñas y verificando el porte correcto del uniforme en los niños.

La mañana acentuó su alegría con los adornos de papel de colores alrededor del sitio del evento.

En cuanto llegó el Secretario de Gobierno Municipal, el maestro de ceremonias arengó a la multitud para que tomara el sitio previamente asignado para iniciar el protocolo.

El funcionario experimentó satisfacción al cumplir la encomienda que el Alcalde le había conferido una noche antes. Le había mandado llamar para decirle: “Señor Secretario, por favor acuda usted en mi representación y discúlpeme con sinceridad con los vecinos del poblado. Me había comprometido acompañarles, pero estoy recibiendo un llamado del Sr. Gobernador, para acudir mañana a la Capital del Estado a una reunión importante e inaplazable. Por favor toma un vehículo oficial. Va a presidir la inauguración de la obra”.

– “Gracias por el honor de permitirme asistir en representación de usted y del cabildo municipal”, fue la respuesta.

Al día siguiente, en cuanto el edil pudo atender los asuntos más urgentes pidió reunirse con el Secretario. Solícito el aludido se presentó de inmediato.

Luego de turnar y resolver las cuestiones pendientes, requirió el informe de la actividad realizada. Al final preguntó en cuál de los vehículos se había transportado para cumplir la comisión.

Con la serenidad que sólo tiene la gente de conciencia tranquila contestó: “Me fui en mi bicicleta. Sé que tenemos limitaciones en el combustible y quise dejar ese recurso para otras comisiones más lejanas”.

Desde luego que el C. Cristóbal Lozano, Presidente del Municipio, quedó sorprendido, admirado de aquella respuesta. Confirmaba la nobleza y los valores existentes en la personalidad de su colaborador.

Cuánto deseaba y aún hoy día, añora la existencia de trabajadores con esas cualidades esenciales de honestidad, responsabilidad, sensibilidad y entrega en el servicio público.

De ese tamaño era la grandeza de Don Carlos, quien dejó un legado importante a su descendencia, un ejemplo sólido a quienes tuvieron la fortuna de trabajar con él.

Es el espíritu de Servicio, incluidas otras muchas cualidades más como la honradez, la sencillez, solidaridad, capacidad, conocimiento, eficiencia, don de gentes… las que deben de disponer quienes aspiran a una posición dentro de la Administración Pública, en cualquier institución o nivel jerárquico, porque es lo que verdaderamente abona y asegura al crecimiento de la ciudadanía, el desarrollo de los pueblos.

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