Respeto, amor y justicia

Justo pocos días antes de que México se cimbrara ante los embates catastróficos de la naturaleza, se venía generando un fuerte movimiento de protesta hacia la violencia contra la mujer, impulsado en última instancia por el feminicidio de la joven Mara Fernanda en el Estado de Puebla. Ese acontecimiento trágicamente popular, aunado al hecho de … Leer más

Justo pocos días antes de que México se cimbrara ante los embates catastróficos de la naturaleza, se venía generando un fuerte movimiento de protesta hacia la violencia contra la mujer, impulsado en última instancia por el feminicidio de la joven Mara Fernanda en el Estado de Puebla.

Ese acontecimiento trágicamente popular, aunado al hecho de que la violencia de género aumenta de forma continua sin aparente solución, han propiciado una crecida en las exigencias de la sociedad para que se atienda ésta oscura realidad y se pueda asegurar la integridad física y psicológica de todas las mujeres en nuestro país.

No es para menos: estadísticamente, casi 7 de cada 10 mexicanas han sido víctimas de algún tipo de abuso relacionado con su condición de mujer, ya sea en el seno familiar, en el trabajo o incluso por el simple hecho de estar en la vía pública. Una realidad innegable que tiene que cambiar de inmediato.

El gobierno no puede perder más tiempo en foros informativos, reuniones demagógicas con asociaciones pro-mujer o mítines electoreros con discursos que todos los presentes se saben de memoria; A la poblaciónle toca eso: reunirse, informarse y exigir. Las autoridades por su parte están conscientes del fenómeno; ya conocen los números por regiones, por estratos sociales y económicos; tienen a la mano los indicadores, los datos. Que se ahorren las reuniones y que se pongan a trabajar.

Dice la autoridad que es necesario que aumenten las denuncias para que se aplique la justicia. Estoy de acuerdo, pero si las denuncias no aparecen es porque no hay confianza de la sociedad hacia las instituciones.

Si la gente observa cómo la corrupción permea en todos los niveles de gobierno y cómo los criminales libran los castigos, es comprensible que las víctimas se abstengan de denunciar.

El trabajo no es sencillo pero debe hacerse. Primeramente se debe impulsar como nunca la difusión de los valores que nos representan como mexicanos, de los cuales fuimos testigos en las últimas semanas: solidaridad, equidad, fraternidad, respeto, apoyo familiar e interés por el bien común. Paralelamente se deben implementar acciones contundentes para la eliminación de la corrupción institucional, así como para limpiar las corporaciones de seguridad pública.

En la medida que se apliquen a cabalidad éstas directrices la sociedad confiará más en su gobierno y, al tiempo que las familias se fortalecen en valores de respeto y amor para disminuir el maltrato hacia las mujeres, la sociedad hará su parte denunciando a quien vulnere su dignidad y su integridad.

Aplaudo todas las iniciativas que han tenido las valientes zacatecanas y mexicanas para no callar ante las violaciones de sus derechos. Desde nuestra trinchera siempre apoyaremos sus causas y defenderemos la aplicación de la justicia ante todo.

 

Imagen Zacatecas – Rafael Flores Mendoza