Propósitos concretos 

Siempre que se va a acabar un año nos entra una gran nostalgia, y generalmente volvemos la vista atrás y nos ponemos a reflexionar que tan bueno o malo fue, qué tanto cumplimos nuestros propósitos, o qué tan mejor o peor está nuestra relación con alguna persona.  Lo que queremos todos es ser felices y … Leer más

Siempre que se va a acabar un año nos entra una gran nostalgia, y generalmente volvemos la vista atrás y nos ponemos a reflexionar que tan bueno o malo fue, qué tanto cumplimos nuestros propósitos, o qué tan mejor o peor está nuestra relación con alguna persona. 

Lo que queremos todos es ser felices y vivir en paz, es por eso que este año que empieza, es una muy buena oportunidad para fijarnos metas concretas que nos ayuden a mejorar como personas y a mejorar nuestras relaciones con los demás.

¡Sí podemos mejorar! las personas somos perfeccionables, no somos plantas o animales que por sí solos no pueden, ellos se quedan igual, nosotros no; tenemos inteligencia, voluntad y libertad que nos distinguen de ellos, y que si nos lo proponemos, nos van a ayudar a cambiar y a mejorar muchos aspectos de nuestra vida.

Para proponer nuestros propósitos, debemos de buscar el equilibrio. Si comparamos  a una persona con un árbol grande y frondoso, vemos  que en él todas las ramas están fuertes, bien desarrolladas y equilibradas.  Así  que debemos de ser como ese árbol.

Tenemos que desarrollar cuatro grandes ramas que son la física, la espiritual, la social e intelectual, sabiendo que éstas comprenden la rama del deporte, del estudio, del matrimonio, del trabajo, de la familia, de los amigos, etcétera. 

Pero hay que desarrollarlas equitativamente, porque si no, la persona se desequilibrará,  pues por desarrollarse mucho más en alguna rama dejará de completarse en otra y no logrará el equilibrio que hace que la persona logre la felicidad que tanto anhela.

Vamos a hacer un plan de propósitos para el año que empieza, dentro de las cuatro grandes ramas, en donde viene una motivación u objetivo y un momento concreto para realizarlo. Siempre el propósito debe de tener una motivación u objetivo que va a hacer más fácil que éste se logre.

Ejemplo; con una meta en cada rama. Entre menos propósitos, más fácil será cumplirlos, y al irlos logrando se deben de ir cambiando.

Imagen Zacatecas – Isabel Orendain