Modelo educativo truncado

Huberto Meléndez Martínez.
Huberto Meléndez Martínez.

La comunidad escolar quiso implementar un modelo educativo de autosuficiencia económica, para mejorar sus condiciones culturales y sociales.

En memoria de la Mtra. Amina Madera Lauterio, en su 46° aniversario luctuoso.

En el rostro demacrado del Director se reflejaban funestas noticias, al salir de la oficina en la cual había una reunión de trabajo con funcionarios de la Secretaria de Educación Pública. Buscaba a los Coordinadores del Consejo Estudiantil. Uno de ellos que había quedado de guardia se aproximó.

“¿En dónde están los muchachos? Necesitamos rechazar a las imposiciones de la SEP”, dijo el maestro y regresó a la oficina. La situación enfatizó el estado de emergencia existente en el entorno.

Urgía la presencia del estudiantado, el cual se había dispersado a sus hogares a descansar porque habían tenido muchas horas de tristeza, tensión, desvelo e incertidumbre, sobre el destino de la institución.

El muchacho quedó impactado por el requerimiento y la imposibilidad de avisar de inmediato. Sólo acató a correr hacia la comunidad esperando encontrar a sus condiscípulos en la calle o en la plaza del pueblo. En ese tiempo no había teléfonos celulares ni fijos. El kilómetro y medio que había de distancia lo recorrió en tiempo récord, a la velocidad que un chico de 16 años puede tener.

Las calles estaban vacías… se le ocurrió ir a la refresquería y para su buena suerte estaba llena de estudiantes. Consideró la posibilidad de gritar, pero no pudo, se acercó a un par de mesas a decir que debían ir a la escuela porque la gente de México quería imponer maestros. En un instante el lugar quedó vacío y sólo se escuchó el tropel de muchachos corriendo, gritando a los demás, dirigiéndose a las instalaciones.

Cuando llegó, fatigado y exhausto, encontró el patio lleno pues el llamado se extendió muy rápido. Estaban en franco motín contra los representantes de gobierno quienes asustados treparon a un vehículo para protegerse. Una multitud rodeó el automóvil y a la voz de “una, dos, tres”, lo levantaban y empujaban, deslizándolo hacia la salida, literalmente expulsándolos del lugar.

El fin de semana anterior había fallecido la directora de la escuela en un accidente carretero, con circunstancias sombrías y aún no aclaradas.

La comunidad escolar sospechó de un atentado por parte del gobierno. Varios hechos apuntaban a ello. El último era contundente: el percance sucedió al mediodía del sábado anterior cuando la maestra regresaba de la Capital del país y el lunes siguiente, a las ocho de la mañana, se presentaron aquellos funcionarios para dar posesión de la escuela a un nuevo director y subdirectora. Nadie había informado oficialmente a la SEP del fallecimiento. ¿Cómo se habían enterado? ¿Desde cuándo habían previsto intervenir para desaparecer aquel proyecto educativo?

En esa ocasión no pudieron conseguir su alevoso propósito, aunque persistieron por meses y años hasta lograr diluirlo.

El “pecado” de aquella comunidad escolar fue el querer implementar un modelo educativo de estudio y trabajo; de autosuficiencia económica; de organizar a la población y mejorar sus condiciones culturales y sociales.

¿En los países desarrollados suceden capítulos de esta naturaleza?.

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