¿Justicia?

Mucha gente común piensa que un criminal de la talla de El Chapo Guzmán es indigno de todo acto de benevolencia y misericordia. Igual han de pensar quienes desde la Secretaría de Gobernación deciden cómo tratar a ese sujeto, responsable de la muerte de mafiosos como él, y también de gente inocente como usted o … Leer más

Mucha gente común piensa que un criminal de la talla de El Chapo Guzmán es indigno de todo acto de benevolencia y misericordia.

Igual han de pensar quienes desde la Secretaría de Gobernación deciden cómo tratar a ese sujeto, responsable de la muerte de mafiosos como él, y también de gente inocente como usted o como quien escribe, o como los policías y soldados que también han sido víctimas de la imbécil guerra entre narcotraficantes y fuerzas armadas.

Lo delicado del asunto es la ineludible existencia y justo reconocimiento de los Derechos Humanos (DH), consustanciales a todo ser humano, haya nacido donde haya nacido y sea como sea en su vida.

Si gente común, manipulable por insanas campañas mediáticas contra los Derechos Humanos despotrica con odio contra el señor Guzmán y cualesquier otro criminal, es tolerable y es necesario ser benevolentes con ella. Es víctima de su ignorancia.

Lo intolerable es que instituciones del Estado como la Secretaría de Gobernación se dejen arrastrar por la venganza y el odio en vez del respeto, la cordura y un elemental sentido de justicia.

Mantener a El Chapo aislado de su familia, con restringidísimas reuniones con sus abogados; mantenerlo las 24 horas del día bajo lámparas, vigilado de cerca por custodios y un perro que no deja de ladrar día y noche es una cruel tortura insoportable para cualquier ser.

Nada justifica el inhumano trato a ese señor, por más despreciable que sea. Si en México puede existir, prosperar y multiplicarse gente de tan vil ralea, es porque existe un terreno propicio para su propagación. El Estado falla y esas criaturas germinan y se fortalecen hasta ser potentados mundiales.

El Chapo es hijo de un Estado fallido, pero quienes rechazamos esta situación no podemos callar ante el atropello impune y perverso de los Derechos Humanos. La tortura nunca será una forma de hacer justicia.

Imagen Zacatecas – Ricardo Gómez Moreno




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