?Gobiernos de coalición

Después de los términos del proceso de proselitismo, el ánimo que se respira previo a la elección tiene tintes de confrontación con tonalidades de color rojo.  Vituperios y descalificaciones engalanan la florida secuencia discursiva. No hay tiempo para la reconciliación, al menos de aquí al mes de agosto donde concluye el proceso completo con los … Leer más

Después de los términos del proceso de proselitismo, el ánimo que se respira previo a la elección tiene tintes de confrontación con tonalidades de color rojo. 

Vituperios y descalificaciones engalanan la florida secuencia discursiva. No hay tiempo para la reconciliación, al menos de aquí al mes de agosto donde concluye el proceso completo con los tiempos legales de los tribunales.

¿Qué nos espera? Un cúmulo de impugnaciones que aumentará el desgaste y el alejamiento del oficio de la política: la negociación.

Mucho se habla de la altura de miras y de la visión estadista que deben tener los actores del escenario electoral.

Esta es igual a madurez de darle la vuelta a la página sin el dolor innecesario que se le causa a la sociedad en los litigios beligerantes. 

El derrotado en las urnas ¡quien fuese! deberá asumir su rol. Pero el triunfador, mas allá de lo que establece la nueva ley electoral, debe asumir que sin acuerdos no se transita a la gobernabilidad, ni a la gobernanza. 

Dicho de otra forma, debe existir siempre la premisa del diálogo con las fuerzas políticas para construir un gobierno que transite con la ejecución de sus planes, mismos que deben ser eficientes para resolver cualquier asunto público o de gobierno.

El problema radica en la complejidad de tender la mano y los puentes para encaminarse al ejercicio gubernamental después de una contienda muy áspera que polariza a la sociedad zacatecana. 

¿Cómo hacerle para que la propia sociedad sea partícipe de este reencuentro? ¿Cómo hacerle para que los actores políticos resuelvan los asuntos de frente a la ciudadanía y con la sensatez que se requiere?

Si los triunfadores muestran talante, deben iniciar por aquello que se llama gobierno de coalición e integrar a las fuerzas que asuman la responsabilidad del cogobierno en aras de que la sociedad no se pierda en los ductos intestinos del capricho o de la afrenta electoral. 

En Europa hay varios ejemplos en diferente época y países. España es un caso vivo. En años recientes, tanto el PSOE como el Partido Popular han buscado esos acuerdos o gobiernos de coalición para darle rumbo a sus proyectos. El PSOE, Izquierda Unida, Vascos, Partido Popular, Catalanes, Verdes y otros han integrado gobiernos con mayor representatividad social y política. 

También cabe señalar que cuando el desencuentro es irreconciliable, se llega a la parálisis total y al enfado social como en estos momentos se transita en  la Península Ibérica. Sin un gobierno formalmente electo y representativo. Ojalá exista esa visión después del próximo domingo en esta tierra de colores secos y tristes.

Imagen Zacatecas – Manuel de Jesus García Lara