¿Estados Unidos?

Antonio Sánchez González.
Antonio Sánchez González.

Estados Unidos tiene varias crisis. El asesinato de George Floyd bajo la rodilla de un oficial de policía en Minnesota desató disturbios y saqueos que recuerdan al 1968, después del asesinato de Martin Luther King. Simultáneamente, la epidemia de Covid-19 se convirtió en una especie de nuevo Pearl Harbor sanitario, que con una gestión desastrosa … Leer más

Estados Unidos tiene varias crisis. El asesinato de George Floyd bajo la rodilla de un oficial de policía en Minnesota desató disturbios y saqueos que recuerdan al 1968, después del asesinato de Martin Luther King. Simultáneamente, la epidemia de Covid-19 se convirtió en una especie de nuevo Pearl Harbor sanitario, que con una gestión desastrosa desnudó los males estructurales del sistema de salud estadounidense con decenas de miles de muertes, dejando a su paso una recesión histórica, una tempestad de millones de desempleados y una caída estimada del PIB del 6.5% en 2020.

Poco más de tres décadas después de la caída del bloque soviético, Estados Unidos a su vez amenaza con desintegrarse, dando la razón a Alexis de Tocqueville cuando afirmó que las democracias mueren menos por las derrotas militares que por la corrupción de sus instituciones a manos de los demagogos y la pérdida de los sentidos cívicos de los ciudadanos bajo la influencia del individualismo.

El populismo del presidente Trump tiene a los Estados Unidos en medio de dos semanas de caos, evidenciado por sus planes de usar la Ley de Insurrección de principios del siglo 19 para confiar a los militares el restablecimiento del orden en sus calles, desafiando el estado de derecho y a pesar de la oposición de sus líderes militares. La estrategia del presidente es más que nunca dividir a Estados Unidos, sumergirlos en un ambiente de literal de violenta guerra civil, en un intento de ser reelegido a pesar de su aciaga gestión presidencial.

La polarización extrema derivada de las decisiones y posturas de Donald Trump acelera la descomposición de la nación estadounidense, dividida en comunidades que comparten sólo el miedo entre niveles más altos de odio. Con el aumento de la violencia, los asesinatos, las balaceras cada vez más frecuentes y el consumo de drogas, el racismo endémico y la segregación latente de las minorías que pervive como resabio de la esclavitud necesitaban solamente una chispa para explotar otra vez. Los negros representan el 13.4% de la población americana, pero constituyen el 24 por ciento de las 1098 personas asesinadas por la policía en 2019 y el 33 por ciento de todos los encarcelados; su tasa de desempleo es el doble que la del resto de la población, con un ingreso medio un 42% inferior al de los blancos, que tienen una riqueza promedio diez veces mayor. Los hechos son testarudos y no entienden de discursos políticos.

El mismo presidente muestra un desprecio por su constitución y sus leyes, y por el estado de derecho, la educación y la ciencia, el respeto de los derechos humanos que socava los cimientos de la democracia y tergiversa el legado de los próceres norteamericanos que idearon su sistema de convivencia basado en las ideas de la Revolución Francesa. La mecánica de los contrapesos políticos es aniquilada por la utilización del congreso para fines personales cuestionables y la presión sobre el poder judicial, la Fed o las fuerzas armadas.

Para estar muy debilitado por su manejo errático de la crisis de salud y económica, Donald Trump aún no ha perdido las elecciones presidenciales de 2020, en parte debido a las debilidades de la oposición Demócrata. Derrotado o reelegido, su mandato dejará a los Estados Unidos arruinados, divididos como nunca desde su Guerra Civil. Estados Unidos es un país que, por primera vez desde 1945, ha desaparecido de la escena internacional en el corazón de una crisis mundial importante.

Decía el mismo Luther King que “Una nación que produce hombres estúpidos compra su muerte espiritual a crédito”. Al ceder al veneno populista, los Estados Unidos reniegan por su historia y sus valores, al tiempo que ponen en peligro la supervivencia de la democracia en el siglo 21. La primera condición indispensable para cualquier país es la unidad nacional y ese precepto aplica en cualquier parte del mundo.

*Médico




Más noticias

antonio sanchez gonzalez
antonio sanchez gonzalez
antonio sanchez gonzalez
antonio sanchez gonzalez
antonio sanchez gonzalez

Contenido Patrocinado