Diputados

Una hábil jugada política puso en marcha el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para debilitar la consulta popular que promueven el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en contra de las leyes de la reforma energética. Mientras las dos fuerzas de la maltrecha izquierda mexicana no consiguen unirse, el PRI … Leer más

Una hábil jugada política puso en marcha el Partido Revolucionario Institucional (PRI) para debilitar la consulta popular que promueven el Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el Movimiento Regeneración Nacional (Morena) en contra de las leyes de la reforma energética.

Mientras las dos fuerzas de la maltrecha izquierda mexicana no consiguen unirse, el PRI entró a la palestra con la propuesta de reducir el número de senadores y diputados plurinominales; así planea quitarle votos al rechazo a la reforma energética y al mismo tiempo reforzar su hegemonía en el Congreso.

Aprovecha el PRI la animadversión popular contra la Cámara de Diputados, cuya mayoría parlamentaria ya no representa cabalmente los genuinos intereses nacionales, sino que hasta los vulnera.

Desaparecer los órganos de representación popular, sin embargo, jamás sería solución, pero es comprensible la desesperación de una minoría que justificadamente está harta de ver que sus elegidos constituyeron cámaras de senadores y diputados dóciles y sometidos al Poder Ejecutivo federal.

Intentará el PRI capitalizar electoralmente ese disgusto. Si logra reducir diputaciones y senadurías plurinominales, se anotará un gran triunfo político y de pasada le restaría atención y fuerza a la consulta contra la reforma energética.

De otro lado, el Partido Acción Nacional, con similares objetivos, intenta, con elevadas probabilidades de éxito, que el domingo electoral de julio de 2015 la ciudadanía se pronuncie a favor o en contra de un nuevo esquema para los salarios mínimos.

La derecha, que trabaja siempre a largo plazo, se apresta así para darle dura batalla a la consulta contra la reforma energética.

Este comentario quiere girar en torno al quehacer de los diputados, federales y locales, cuyas recientes acciones o inacciones causan gran rechazo entre los ciudadanos. Mucho se ha comentado acerca de lo caro que le cuesta al país tener un Poder Legislativo tan numeroso como ávido de dinero, pero lamentablemente poco productivo.

Imagen del 29 de agosto pasado informa en su nota principal que el zacatecano es el cuarto Congreso estatal más caro del país.

Solo los legisladores de Quintana Roo, Sonora y Baja California Sur cuestan a sus respectivos erarios más que los nuestros.

A pesar de la buena paga, los locales son poco trabajadores en comparación con los del resto de la República, pues según una publicación de la organización Integralia, Reporte Legislativo, únicamente tienen al año 217 sesiones en periodos ordinarios, mientras que los de Querétaro tienen 265 y los de Baja california Sur, 262.

Lo malo no es tener tantos diputados ni que nos cuesten 23 millones de pesos por cada 100 mil habitantes. Los zacatecanos estaríamos orgullosos de ellos si realmente sirvieran al pueblo y a los intereses del Estado. La realidad es diferente.

Imagen Zacatecas – Ricardo Gómez Moreno