Día Mundial del Libro

Junto con el fuego y la rueda, la escritura y el libro nos han sido inventos magníficos e invaluables en la historia de la humanidad. Afortunadamente, la escritura implicó la fijación o registro y perduración de los descubrimientos, hallazgos y conocimientos de las primeras generaciones inteligentes de la especie homo sapiens. Con el nacimiento de … Leer más

Junto con el fuego y la rueda, la escritura y el libro nos han sido inventos magníficos e invaluables en la historia de la humanidad. Afortunadamente, la escritura implicó la fijación o registro y perduración de los descubrimientos, hallazgos y conocimientos de las primeras generaciones inteligentes de la especie homo sapiens. Con el nacimiento de la escritura surge también la integridad de todo legado. Literalmente, a partir de la escritura comienzan a salvarse vidas humanas y a avanzar la civilización.

Insisto: la esencia de la escritura es la de la humanidad. Recordemos lo que decía Blake: “La imaginación no es un estado: es la existencia humana en sí misma”. No por nada es en la época del Renacimiento cuando arriba otro invento magnífico: la imprenta de tipos móviles, lo que potencia y acelera la producción y masificación de libros (e incluso abarata su adquisición).

El libro es un vehículo de información, memoria o imaginación. El libro es un vehículo de ideas que pueden ser contagiadas a los demás y resumen tanto las nociones como informaciones, recreaciones, suposiciones, imaginaciones, cuestionamientos, parodias, divertimentos. Estas ideas, además, pueden provenir de extraños, lejanos, hablantes de otra lengua e incluso fallecidos.

Lo más fabuloso e intrépido del potencial del libro es que los lectores podemos asentir o diferir con lo que expone. De hecho, es lo más deseable.

Un libro permite fortalecer en los demás la conciencia, la cosmovisión, las convicciones, las posibilidades. Todo lo que existe y también lo que no existe tiene cabida en la escritura y el libro. Cada texto escrito nos permite ver cómo ha sido el mundo o cómo pudo haber sido o cómo puede ser o cómo triste o gozosamente es.

Tiene el libro poderes físicos, neurológicos, eminentemente racionales. Potencia la capacidad de pensamiento, fortalece el cerebro humano como un músculo que constantemente está trazando caminos neuronales. La persona que más lee está preparada para más lecturas y de mayor complejidad. La que menos lee, por estancamiento e incluso regresión, se predispone a la atrofia de su estructura cerebral y su entendimiento.

Lectoras y lectores del mundo celebramos al libro este 23 de abril. Con él celebramos también la escritura, los derechos autorales, la capacidad de diálogo y el arte del debate. Larga vida al libro, en el formato que sea: papiro o luz.




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