Desigualdad

En el año 2012, el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Joseph Stiglitz puso en el debate internacional el tema de la desigualdad al establecer un parámetro que a la fecha no deja de corroborarse: el 1% de la población tiene lo que la falta al 99%. Ese 1% lo representan los mercados y los … Leer más

En el año 2012, el exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI) Joseph Stiglitz puso en el debate internacional el tema de la desigualdad al establecer un parámetro que a la fecha no deja de corroborarse: el 1% de la población tiene lo que la falta al 99%. Ese 1% lo representan los mercados y los gobiernos.  La hipótesis central es riqueza atrae más riqueza, no es la competencia o el libre mercado. Lo anterior es promovido e impulsado desde el gobierno y las instituciones. 
Stiglitz puso en el centro del debate el agotamiento de los sistemas económicos, políticos y la clase política para afrontar los desequilibrios sociales, el desempleo, la marginación y la desigualdad. Las elites políticas ya no cohesionan las aspiraciones de las nuevas generaciones y tienen corresponsabilidad en la regulación del sistema económico que incluye o excluye a los diferentes sectores sociales.
En una encuesta realizada por el Pew Research Center Global Attitudes Project en 2014,  sobre “el peligro más grande  para el mundo” se encontró que Estados Unidos y Europa “la preocupación por la desigualdad supera cualquier otro peligro”. 
La desigualdad en sociedades aparentemente justas, democráticas, y libres tienen ejemplos como estos: los ejecutivos de Wall Street, subieron sus salarios en un 20%, en un contexto de crisis mundial; otro ejemplo: la familia propietaria de Wal Mart, acumula 30% de los recursos que tiene la sociedad estadounidense con menos recursos.
En una sociedad desigual, con oportunidades restringidas, los sistemas políticos se ven en peligro, cuando gente con recursos usa el dinero o bien para ser elegida o para patrocinar a otros, que garanticen que seguirá vigente un sistema de privilegios. Esto es una sociedad dividida.
La desigualdad frena el desarrollo, la competencia, destruye los derechos fundamentales, dinamita la equitativa distribución de la renta, limita la libertad, destruye las instituciones y a largo plazo termina por poner en duda la viabilidad y estabilidad de un Estado y su sociedad.
Cuando las instituciones generan tensiones que no favorecen a la sociedad fortalecen las raíces donde emergen la pobreza y la incapacidad para frenar la desigualdad, y por lo tanto limitan el crecimiento económico.
Cuando el gobierno y la economía ponen al ciudadano en una condición de precariedad, inseguridad y dependencia tenemos una sociedad sometida, que es incapaz de hacer valer sus derechos y por lo tanto es desigual. Esta es la desigualad del sistema pero existe una desigualdad natural que ya el Estado no armoniza ni atempera en la dinámica de movilidad social.
NOTA. Rousseau señaló: la desigualdad material no es un problema en sí misma, sino solo en la medida en que destruye la relación social. Una diferencia económica abismal entre los individuos acaba con cualquier posibilidad de que habiten un mundo común.

Imagen Zacatecas – José de Jesús Vela Cordero




Más noticias


Contenido Patrocinado