Demencia

Seguramente los médicos no sabemos de enfermedades más devastadoras que las capaces de provocar que un individuo olvide quién es y no sepa más de los seres que quiere; las mismas que pueden causar que sea imposible distinguir el día de la noche, la comida de un veneno, la música del ruido. Los enfermos de … Leer más

Seguramente los médicos no sabemos de enfermedades más devastadoras que las capaces de provocar que un individuo olvide quién es y no sepa más de los seres que quiere; las mismas que pueden causar que sea imposible distinguir el día de la noche, la comida de un veneno, la música del ruido. Los enfermos de demencia son incapaces de recordar y decidir: las demencias afectan a la memoria y al juicio.

El Informe Mundial sobre Alzheimer, publicado hace poco, contiene números escalofriantes y no bien conocidos acerca de la demencia: alrededor del mundo viven unos 44 millones de personas con demencia y su número se incrementará a 135 millones para 2050; cada 4 segundos se diagnostica algún paciente con demencia y eso sin contar los casos no diagnosticados, que son comunes; los países pobres y menos desarrollados serán más vulnerables al crecimiento en la incidencia de la enfermedad en las décadas siguientes; el costo económico de la atención de estos pacientes en 2010 fue de unos 600 mil millones de dólares, equivalente al 1% del producto interno bruto mundial.

Tendemos a despreciar a la demencia como un diagnóstico de los viejos. En los medios de comunicación nunca se le da la atención que al cáncer o las enfermedades cardiovasculares, no se le destinan los mismos medios a la investigación, como tampoco está en la psique de los jóvenes como una enfermedad posible.

Sin embargo, dada la frecuencia creciente de la enfermedad de Alzheimer y el hecho que la salud cerebral está íntimamente ligada a los mismos factores de riesgo que conducen al resto de las enfermedades crónicas, como el cáncer y las cardiopatías, vale la pena ponerle atención.

Claramente, el riesgo de desarrollar enfermedad de Alzheimer está ligado a cuatro factores: la calidad de la educación adquirida temprano en la vida, hipertensión arterial a mediana edad, diabetes y tabaquismo en la edad adulta, factores sobre los que no queda controversia médica.

Desafortunadamente, este tipo de información llegará a muy pocos de los que serán más vulnerables a adquirir demencia: aquellos con pobre salud general, pobre educación y con bajos niveles de compromiso intelectual en la edad mayor.

Dadas las desigualdades globales en la atención de los pacientes con enfermedades neurológicas degenerativas, mismas que también están aumentando, es necesario que incluyamos a la enfermedad de Alzheimer y a las otras causas de demencia en la misma estrategia utilizada para abatir la incidencia de las otras enfermedades crónicas no comunicables.

Si somos capaces de volvernos ancianos con cerebros más desarrollados y sanos es más probable que podamos vivir más, más felices y vidas más independientes, con menor oportunidad de desarrollar demencia.

Médico

Imagen Zacatecas – Antonio Sánchez González




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