Cronista huesped

Óscar Fernández Sánchez.
Óscar Fernández Sánchez.

“Agradezco a Carlos Miguel su benevolencia para autorizar el uso de este documento”.

La semana pasada el matador de toros español Julián López ‘El Juli’ sacudió al mundo taurino al dar a conocer la noticia sobre su retiro de los ruedos.

Julián López ‘El Juli’. | Foto: Cortesía.
Julián López ‘El Juli’. | Foto: Cortesía.

La noche del jueves 27 en el programa radiofónico ‘Fiesta de Toros’ que conduce el titular de esta columna tuve la colaboración del periodista Carlos Miguel Velasco Ruedas quien en un emotivo y reflexivo Editorial se refirió al torero madrileño.

¡Vaya expresión del ‘Juli’! | Foto: Cortesia.
¡Vaya expresión del ‘Juli’! | Foto: Cortesia.

Agradezco a Carlos Miguel su benevolencia para autorizar el uso de este documento titulado

La orfandad en el toreo

Ser referente del toreo, significa llevar a cuestas la fiesta brava por sobre todo y sobre todos. Entre otros, referente lo fue Joselito el Gallo que junto a otro referente, Juan Belmonte, forjaron la Edad de Oro del Toreo que quedó en dramática orfandad con la muerte del primero en 1920 y la sorpresiva retirada del segundo en 1935; referente lo fue Manolete, que también dejó en orfandad al culto taurino en 1947 y referente lo es, sin lugar a dudas, Julián López Escobar “El Juli” -torero de época y uno de los últimos íconos del toreo-, que anunció su decisión respecto a dejar de torear indefinidamente después de la corrida anunciada el primer día de octubre en la Real Maestranza de Caballería, alternando en la última corrida de Abono con Morante de la Puebla y Daniel Luque, lidiando un encierro de Garcigrande.

Julián deja un vacío en la fiesta de toros que nadie esperaba tan pronto. Creo que pocos podrían imaginar antes de hoy, una feria de Fallas, de abril, de San Isidro, de San Fermín, de Bilbao, del Pilar o cualquiera que fuese, sin El Juli en los carteles. Más allá de su honradez, de su profesionalismo y de su pundonor, su maestría le llevó a inventarse la más de las veces, faenas en las que el público consagró incluso como buenos, astados que no valían nada pero que, dominados y embebidos en el toreo del Juli, se mostraban con virtudes que nunca tuvieron…

Pero lo más grande fue con los toros bravos, con esos que desnudan al torero, que lo exhiben en sus limitaciones o lo impulsan en su poder y esos, desde Feligrés en la México en 1997 cuando novillero hasta Gañafote de la Quinta, quizá una de las mejores faenas en Madrid, pasaron a la historia porque Julián ahí los puso.

Juli debió decidir hace mucho irse de los toros; secreto guardado a cal y canto, porque en el mes de febrero, al darse a conocer los carteles del abono Sevillano, se supo que en la última corrida del año -el primero de octubre-, junto con Morante y Daniel Luque mataría un encierro de Garcigrande en lo que era solamente uno de los mejores carteles del año que se convertirá en histórico.

Y digo que lo sabía, porque no es casual que, para lidiar su última corrida, Julián hubiera escogido a Sevilla, donde ha cortado en su historia 41 orejas con siete salidas por la Puerta del Príncipe, siendo el torero que más veces ha sido llevado en volandas del albero a la avenida Colón…

Y de esa historia, donde también una seria cornada forma parte, Julián indultó a un garcigrande de nombre Orgullito y cinco de sus puertas han sido con la ganadería que se despide… No, no es casual. Lo sabía Julián, pero honrado como es, no hizo de su adiós una estrategia comercial: la convirtió como Belmonte en una fecha muy suya, muy propia, después de una campaña como las 25 anteriores en que lleva sobre sus espaldas la canongía de figura del torero y, por tanto, el peso de la temporada… en que lleva dando la cara en todas las plazas sin defraudar a los tendidos porque nunca ha dejado de entregarse.

Se va el Juli para disfrutar lo que le ha ganado a la vida: una familia alejada de la publicidad y en armonía, la tranquilidad del campo, la crianza del toro de lidia, el toreo a caballo… el rejoneo, esa actividad en que Juli se lució hace nueve años en la Puebla del Río montando la cuadra de Diego Ventura, y que le sembró la semilla que lleva desde entonces germinando…

Porque si analizamos su declaración, Juli dejará de torear indefinidamente… no habla de despedirse o quitarse el añadido, porque creo que él mismo no se puede ver como matador en retiro… y el término indefinido, puede terminarse no con su obligado regreso de luces, pero sí con su inclusión a caballo en la plaza que quiera y en el momento que su yo interno lo haga necesitar salir de nuevo al ruedo porque, al final de cuentas, Conchita Cintrón bien pregunto ¿Por qué vuelven los toreros? para contestarse que lo hacen porque tienen hambre de triunfos y sed de miedo… de esas salidas por la puerta grande y del fumar discreto y continuo que Julián hace tras de tablas siempre que se viste de luces en el tiempo que transcurre la lidia de sus alternantes.

Se va Julián y nos deja con muchos vacíos: ¿Quién será el referente del poder, de la honradez, de la sabiduría, de arquitectura de faenas inimaginables?… ¿Quién, al mismo tiempo, será el espejo donde se vean los que anhelen ser figuras del torero?…

Se va el último gran referente de la fiesta de toros del siglo XX…

Lo hace tomando como centro del planeta de los toros su plaza icónica: Sevilla y deja a una fiesta, en la orfandad del inmenso vacío que será ver los carteles del 24, sin el nombre de El Juli.

Carlos Miguel Velasco
Carlos Miguel Velasco flanqueado por Domingo Delgado de la Càmara y David Casas en la calle de Adriano rumbo a la Real Maestranza de Caballeria en Sevilla en la reciente feria abrileña.(Cortesia)

¡Hasta el próximo lunes!




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