Corrupción

La corrupción tiene, entre otros, costos sociales, políticos y económicos. Este último, por ser tan elevado, sorprenderá a mucha gente: equivale al 4% del Producto Interno Bruto (PIB). Para tener claridad sobre lo que esto significa, todo el sector agropecuario nacional genera 5% del PIB.

En pesos, ese 4% asciende a 740 mil millones. Esa es la magnitud de la corrupción imperante, que por ser ilegal no puede ser rastreada a cabalidad. Tal cantidad es únicamente la que puede descubrirse mediante análisis documentales. La que no deja huella es incalculable. México dejaría de ser un país de pobres si lograra arrancar de raíz ese mal que día a día lo destruye.

Las cifras no provienen de un organismo opositor al gobierno, sino del Grupo Corporación Azteca (Coraza), que preside Julio A. Millán Bojalil, un empresario acostumbrado a ir de la mano con los detentadores de los poderes económico y político de México.

A pesar de ser beneficiario de la injusta situación que enriquece más y aceleradamente a los dueños del gran capital, Millán Bojalil no tuvo reticencia en hacer esta denuncia en el Foro México Cumbre de Negocios, que organiza el magnate Miguel Alemán Velasco y que tuvo como invitado de honor al presidente Enrique Peña Nieto.

En su ponencia, el asesor financiero de grandes empresas trasnacionales reiteró su rechazo a las reformas emprendidas por el actual gobierno federal y propuso una nueva oleada de reformas para corregir las deficiencias de las vigentes, particularmente la de educación.

La corrupción destruye, enfatizó el empresario y expuso la necesidad de que se instaure una contraloría social para vigilar el uso del dinero público.

Lo que nos molesta es que nos mientan; que el gobierno no diga la verdad, protestó, y exigió que se explique cómo se gasta el dinero que producen los mexicanos.

¿Qué será necesario hacer para que la corrupción termine?

Imagen Zacatecas – Ricardo Gómez Moreno