Ambición Política

A partir de este lunes 27 de noviembre, con el destape del candidato José Antonio Meade, junto con otros aspirantes ya destapados desde hace mucho, como Andrés Manuel López Obrador, más la figura que logre conformar el frente democrático, comenzarán a salir los proyectos de nación, las propuestas de políticas públicas, las aptitudes y cualidades … Leer más

A partir de este lunes 27 de noviembre, con el destape del candidato José Antonio Meade, junto con otros aspirantes ya destapados desde hace mucho, como Andrés Manuel López Obrador, más la figura que logre conformar el frente democrático, comenzarán a salir los proyectos de nación, las propuestas de políticas públicas, las aptitudes y cualidades de los aspirantes, pero también otro elemento que no se menciona en política, la ambición.

La palabra ambición siempre está presente en el actuar de un político, según el diccionario de la Real Academia Española significa “un deseo ardiente de conseguir poder, riquezas, dignidades o fama”, en el terreno político supone la satisfacción de un anhelo para llegar a un cargo de representación.

Para un político la ambición puede ser motor en su actuar si se utiliza como atributo, pero también un lastre cuando se percibe únicamente por mantener su carrera política.

El descontento ciudadano radica en que la clase política actúa de manera prepotente y solo busca su interés personal, la forma de hacer política se presenta como los intereses y ambiciones de quien encabeza un proyecto, más no recogiendo las verdaderas necesidades y sentimientos de lo que realmente necesita la gente.

En política existen dos tipos de ambición como lo menciona Manuel Alcántara, la negativa y la positiva, la primera que se asocia con el hambre de poder y resulta un factor negativo en la confiabilidad de los ciudadanos, sin embrago, la ambición positiva es la asociada con el carisma, el respeto, la competencia y el deseo de llevar adelante múltiples responsabilidades y servir a la gente.

México necesita políticos ambiciosos que puedan cambiar el país para bien, con responsabilidad y liderazgo ante un mundo cada vez más incierto y cambiante, con capacidad de resolución ante las grandes necesidades que tiene nuestro país, pero no solo se requieren estas cualidades para quien aspira a gobernar el país, se requieren políticos ambiciosos para cambiar el municipio, Estado o dignificar el papel que juegan los diputados, en suma, que la ambición sea para transformar y no para robar, para cambiar la realidad de los mexicanos, no los de unos cuantos. 

Imagen Zacatecas – Juan Francisco del Real Sánchez




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