Alameda de Guadalupe, paseo de abolengo

Este espacio, en épocas de calores, permiten a los ciudadanos serenarse bajo el remanso de sus ramas.

GUADALUPE.- Ubicada en un punto equidistante a todas las miradas, la alameda de Guadalupe es un paseo de abolengo, sitio obligado para naturales y visitantes a esta localidad.

La construcción, así como el diseño de su quiosco, daten de los últimos tiempos del porfiriato, cuando se pusieron de moda las espaciosas avenidas arboladas con sus lámparas de gas y las bancadas para novios.

Guadalupe, al paso del tiempo, sigue rindiendo culto, en el ruido de los alrededores a un camino hecho de frondosos fresnos y pirules que, en épocas de calores, permiten a los ciudadanos serenarse bajo el remanso de sus ramas.

Cabe destacar que, como parte de las primeras obras de urbanización de esta localidad destacó la construcción de un tren de vía angosta que corría por avenida Alameda, que se planeaba hacer llegar hasta Trancoso.

Fue en el año de 1885, durante el gobierno de Epigmenio González en Zacatecas que dio inicio la construcción de esta alameda que, más de un siglo después, sigue recreando la memoria de los habitantes de esta ciudad.

Para construir dicha alameda, se tuvieron que derribar los terrenos que estaban colocados a un lado de la estación del ferrocarril, entre los que se hallaba la hacienda del Refugio, cercana a la actual glorieta de la alameda, que se extendió hasta la avenida Constitución.

Antes era conocido como el paseo doctor Aurelio Padilla

En aquellos primeros momentos, la actual funeraria Hernández era la sede de la presidencia municipal guadalupense hasta entrada la primera mitad del pasado siglo 20.

El trazado de este espacio público fue de oriente a poniente y es el mismo que existe actualmente: de la calle Alameda continúa a la 1910 hasta terminar en el cruce de la calle González Ortega.

Hacia los años 20 del siglo pasado se le llamó paseo doctor Aurelio Padilla, quien fuera un excelente pediatra, fundador en su momento del hospicio para niños de Guadalupe.

En el año de 1964, el paseo sufrió una remodelación, en la cual se le colocó un busto del prócer Francisco I. Madero y se le llamó Alameda Adolfo López Mateos, en honor al ex presidente de la República.

Durante los últimos lustros ha tenido todo tipo de remozamientos, gracias a las acciones de las diferentes administraciones municipales que la han remodelado con el fin de hermosear cada uno de sus espacios.

En la actualidad, de manera cotidiana la disfrutan decenas de guadalupenses todos los días, que la visitan para platicar, noviar, leer, tomar un café y hasta darse un relax en los ajetreos del mediodía.