Batalla por la salud

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

La primera verdad que me aparece es la de que la economía familiar hubiera resentido enormemente el costo de una atención multidisciplinaria.

Una severa crisis de salud me hizo sentir como Palestino prisionero de Israel, una oclusión intestinal me fue atendida de emergencia en quirófano del ISSSTE en Zacatecas por un grupo de especialistas conducidos por el cirujano que me metió cuchillo, mi gratitud a perpetuidad para todos los que me asistieron en este trance, es a perpetuidad y no la personalizo, además de que sería prolífico, porque no conozco la identidad de todos, en dónde incluyo lo mismo directivos que personal médico, de enfermería y de intendencia.

Convencido partidario del sistema público de salud que nunca había requerido grandemente del mismo y en consonancia con la deformación profesional de quién expone análisis de implicación social, comparto algunas conclusiones en el afán de enfrentar la permanente desinformación de la que se valen los que no ven la salud como derecho de los pueblos sino como fuente de ganancias exorbitantes.

La primera verdad que me aparece es la de que la economía familiar hubiera resentido enormemente el costo de una atención multidisciplinaria en dónde estuve asistido cada minuto de mi estancia en el hospital por enfermeras, personal de apoyo y médicos de diversas especialidades y siempre recibiendo medicamentos y lo que allí se llama optimistamente alimentos.

El hospital está tan saturado que hubo de pasar un tiempo para que me trasladaran a piso desde terapia intensiva hasta que se desocupara una cama, compartí cuarto con dos personas más, una ya muy mayor con fractura de cadera y otra de cuyo padecimiento no me enteré, ni a ellos ni a mí nos faltó atención ni medicamentos según pude observar.

Hecho social incontrovertible es que, aunque en distinto grado, para ninguna de las tres familias de los pacientes del cuarto de hospital en el sistema de salud privado, hubiese sido una solución que no deteriora el nivel de vida no solo del enfermo.

¿Carencias? Muchas. Escuché a alguien decir que falta mobiliario de espera y quizá la urgencia que más reclama atención es donde pueda recostarse el familiar del enfermo, pero el desfinanciamiento de las instituciones de salud tiene su origen en sistemas como el estadunidense, en dónde rifa la medicina privada sin el debido complemento de un sistema público.

Simplemente botín

Al ISSSTE lo degradó la práctica de repartir entre grupos políticos no solo puestos sino también “áreas de oportunidad”, es decir, esferas de negocios para sacarles todo el jugo posible, en esos trotes durante el apogeo de prianismo, el ISSSTE le fue entregado a la maestra Elba Ester Gordillo, experta en enjuagues que puso al frente a Miguel Ángel Yunes con el que rompería posteriormente.

El proceso derivó en que el ISSSTE fue enredado en un enjambre de contratos de servicios y operaciones, compra de insumos y demás en el cual terminó rentando hasta las ambulancias.

La corrupción atentó contra la esencia de la institución concebida para los empleados públicos y sus familias. Aunque no para todos por igual. Para las élites doradas del régimen se dispuso que sus miembros sean atendidos con cargo a nuestros impuestos por los más costosos servicios médicos y hospitalarios del país y del extranjero si es necesario, no es de extrañar que el bastión de más resistencia a la política de austeridad republicana sea conformado por éstas élites doradas con personeros como Lorenzo Córdova en la primera etapa y luego por Norma Piña y la SCJN, donde la ministra Lenia Batres es la primera que formando parte de la Corte es afiliada al ISSSTE, no desde el principio sino hasta que litigó con éxito su derecho a rechazar el privilegio del seguro médico de gastos mayores y a ser derecho habiente del ISSSTE, como el más humilde conserje de un plantel educativo de la Secretaría de Educación Pública.

Una fuente de quebranto para el ISSSTE que nos es muy familiar es la rutina de ayuntamientos, gobiernos estatales y autoridades de universidades públicas de retener las cuotas del ISSSTE a sus trabajadores para quedarse con ellas.

Contra la desinformación

Consecuencia de que la corrupción se hizo sistema, nos acostumbramos a enterarnos de que tal entidad pública argumenta que no puede cumplir sus obligaciones porque tiene encima a los cobradores del ISSSTE, ocasiones hay en que mediante hábiles manipulaciones informativas se convierte en villana a la institución acreedora sin medir los nocivos efectos del desfinanciamiento para la derecho-habiencia.

Tan solo en lo que respecta al sistema de salud pública vienen desafíos enormes para la segunda fase de la cuarta transformación.

El desenlace de éste proceso lo determinará la calidad de la información ciudadana, si los poderosos cárteles de la industria farmacéutica internacional imponen su versión de las cosas no habrá mucho que hacer.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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