“Alito” y Norma Piña, aliados y amigos

José Luis Medina Lizalde.
José Luis Medina Lizalde.

En las más de tres décadas de alza constante, se nos hizo ver como normal la aberración de ser pueblo pobre con gobierno rico.

Norma Piña ha sido exhibida como operadora de la oposición por el diario Milenio. La reunión que organiza con magistrados del Tribunal electoral tratando de evitar la destitución del entonces presidente del mismo, los mensajes por WhatsApp hablando del riesgo de que se destapa la cloaca y amagando con la “mucha cola que les pisen” tiene una magistral síntesis en la frase de presentación de “Alito” Moreno a sus invitados a cenar “Alito” es mi aliado y amigo”.

López Obrador seguramente lo anticipó. La austeridad republicana tendría la consecuencia inmediata de “regalarle” estratégicos aliados a la oposición, siendo el principal de todos la cabeza de la SCJN, Judicatura federal y Poder judicial.

La estrategia de “incentivar” a los ocupantes de cargos públicos arrancó con Salinas de Gortari que empezó el encarecimiento gradual y sostenido del gobierno en sus tres niveles, hoy todavía podemos conocer testimonios de quienes fueron regidores y diputados hasta los años ochenta del siglo pasado para apreciar la enorme distancia entre lo que entonces percibían con lo que ahora reciben.

Acceder a niveles de ingresos muy pero muy por encima de los que reciben sus compatriotas, hace que el ocupante de cargo público adquiera una mentalidad distinta en donde la vocación de servir se apaga y se enciende la otra, la del dinero en abundancia, aunque la mayoría sufra carencias.

En las más de tres décadas de alza constante, se nos hizo ver como normal la aberración de ser pueblo pobre con gobierno rico.

La riqueza material genera adicción, lo que vuelve a muchos de los que les falta vida para gastarse lo que acumulan en ansiosos de tener más y más, eso lleva a muchos ricos a evadir impuestos, a muchos delincuentes con enormes fortunas a seguir cometiendo fechorías con riesgo de que lo agarren y a muchos ocupantes de cargos públicos a recibir con ingresos desmesurados a recibir “entradas extras” haciendo “favores” a los que pagan.

Las redes de corrupción en la vida pública son criaturas de la estrategia de someter mediante privilegios.

El enemigo de mi enemigo…

Las cuatro marchas de la “Marea rosa” reflejan el entendimiento entre los encolerizados contra la política de austeridad y la oposición prianista. Lorenzo Córdova consintió el uso del color oficial del INE para encubrir a los partidos cuyo desprestigio los obligó a bajar el perfil aunque no hubiera otro remedio y en el penúltimo acto fungió como orador, Juan Luis Alcántara, el ministro que puso la casa para la cena con el “aliado y amigo Alito”, se suma con llamativo desparpajo desde el principio, son la fuerza política conjuntada para luchar porque no les toquen sus altísimos ingresos que el pueblo les paga, sin embargo, las huestes de Norma Piña disponen de armas más letales que las marchas.

Los ministros de la SCJN declaran inconstitucional toda ley que sus “aliados y amigos prianistas” no logran frenar en el poder legislativo.

Toda solicitud de amparo interpuesta contra la austeridad republicana goza de pase automático.

Se otorga suspensión a favor de cualquier quejoso que quiere detener cuando menos por un tiempo obras como la del Tren Maya con tal de que salgan más caras y no se terminen en los tiempos anunciados para que los “aliados y amigos” tengan de que hablar.

Bajo el lema de “el enemigo de López Obrador es mi amigo”, se otorgan amparos para frenar la distribución de los libros de texto gratuito, para proteger a Iberdrola y similares en todo lo que soliciten y no se diga ´para que le devuelvan el manejo de sus cuentas bancarias a la esposa de García Luna.

No es difícil imaginar a Salinas Pliego escuchando el eco arrullador que le llega del poder judicial susurrando “No estás solo, no estás solo, no estás solo”.

En los amargos momentos en prisión, Emilio Lozoya pudo haber escuchado “Emilio, aguanta, los jueces se levantan”.

Rosario Robles no perdió la fe en la SCJN y el poder judicial. Cuánta razón tenía Peña Nieto cuando le dijo “No te preocupes, Rosario”.

No hay crimen organizado que se respete que no se sienta feliz con un poder judicial con jueces como el que liberó al hermano del “Mencho” o la que saca de prisión a los militares que responden a acusaciones por el caso Ayotzinapa.

Diferenciemos lo legítimo

No nos equivoquemos. En los contingentes de la “Marea rosa” participa ciudadanía legítimamente descontenta con situaciones concretas atribuidas al gobierno del Cuarta transformación cuyos reclamos deben ser escuchados con disposición autocrítica, pero no hay que dejar de advertir que el deterioro del régimen en su lado judicial hace muy difícil la erradicación total de la corrupción y crimen organizado.

Nos encontramos el jueves en Recreo

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